Casi que por accidente, sin entender bien lo que pasaba, una científica japonesa realizó un descubrimiento impresionante. Ingresó al laboratorio y vio que una especie de babosa marina, de las que mantiene en estudio, no tenía cabeza. La misma estaba separada en otro costado del estanque y seguía con vida. ¿Qué está pasando? Se preguntó, quizás. Comenzó a investigar y los resultados le volaron la cabeza, metafóricamente hablando.
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En primer lugar, pensó que la babosa había sufrido un ataque. Sin embargo, no hay otra especia dentro del pequeño reservorio marino capaz de ejecutar dicha violencia. Entonces, al darse cuenta de que la cabeza seguía viva llegó a la conclusión que pudo haber sido instinto del mismo animal.
Este hallazgo fue realizado por la científica Sayaka Mitoh, de la Universidad de Mujeres de Nara. En el momento del descubrimiento, al ver que la cabeza de la babosa marina seguía viva, también notó que se alimentaba de algas. Esta especie es conocida por alimentarse parcialmente de la energía solar. Asimismo, destaca que es el primer caso que se conoce de decapitación, en una babosa marina, reseña Slash Gear.
La babosa marina que remueve su cabeza
Explican en la investigación que esta babosa marina remueve su cabeza con la intención de desarrollar un nuevo cuerpo. Es decir, que abandonó el anterior y regeneró uno nuevo libre de parásitos, con todo y nuevos órganos.
«Me sorprendió mucho y me conmovió ver cómo se movía la cabeza. (Esperaba que) muriera rápidamente sin un corazón y otros órganos importantes», dijo la científica al New York Times. Pero en lugar de hacer lo que esperaba, el animal siguió con su vida y tardó tres semanas en regenerar por completo un nuevo cuerpo.
Aunque necesitan más observaciones sobre esta especie, los resultados preliminares indican que las babosas se deshacen de sus cuerpos, cuando estos se infectan de parásitos. En consecuencia, separan su cabeza para desarrollar uno nuevo libre de bacterias.