La albúmina es una sustancia indispensable para muchas funciones vitales del organismo, nuestro propio cuerpo la produce, pero podemos obtenerla también de alimentos de origen animal, como los huevos.
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Sin embargo, su deficiencia no solamente se debe suplementar, sino que debe revisarse su origen, pues puede ser señal de condiciones de salud graves.
Clara como el agua (o como el huevo)
Albúmina es el nombre de un grupo de proteínas globulares: quiere decir que su estructura molecular es más o menos esférica.
Estas fueron unas de las primeras proteínas descubiertas y estudiadas: el médico y alquimista suizo Paracelso, del siglo XVI, fue el primero en separar albúmina de la orina.
Así, mucho antes de que se entendiera por completo la función de estas y otras proteínas, se reconocía que eran moléculas importantes para el funcionamiento del organismo.
Su nombre justamente viene de la palabra en latín para designar el color blanco, específicamente de albumen: clara del huevo, esa sustancia, que cruda es clara y gelatinosa, pero que al cocinarse es más consistente y blanca.
A diferencia de otras proteínas la albúmina es hidrosoluble, es decir que se puede disolver en agua.
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En nuestro suero sanguíneo corresponde al 50% de todo el contenido de proteínas, así que es la biomolécula de este tipo más abundante en nuestra sangre.
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La albúmina forma parte del grupo de proteínas que se denominan de transporte, porque son como líneas de trenes para otras sustancias que deben distribuirse en el organismo.
Así como la hemoglobina hace la gran tarea de llevar el oxígeno a todas las células del cuerpo, la albúmina transporta por la sangre sustancias indispensables, como hormonas y grasas.
Como es soluble en agua, también contribuye a mantener el equilibrio de iones que están disueltos en la sangre, como el calcio, sodio y potasio.
Esos iones son indispensables para el funcionamiento adecuado de las células e influyen por ejemplo, en funciones como la presión arterial.
La albúmina también contribuye en la distribución de las sustancias activas de algunos medicamentos.
Así que la deficiencia de albúmina, denominada hipoalbuminemia, puede causar muchos problemas en el organismo.
Principalmente porque en nuestro cuerpo, eso es una señal de que algo está mal en nuestro hígado, pues este órgano es el encargado de producir la albúmina en el cuerpo humano.
¿Qué fue primero el huevo o la albúmina?
En otros seres vivos estas proteínas globulares también ayudan a transportar sustancias: por ejemplo, en los huevos de pollo la albúmina tiene la función de proporcionar nutrientes al embrión.
Eso por supuesto, en el caso de los huevos fertilizados, que terminan formando un pollito.
Pero en los huevos sin fertilizar, que son los que comemos, esa albúmina es parte de la clara que rodea a la yema de huevo.
Así que comer huevo es una forma en que las personas sanas podemos ingerir albúmina extra, a la que ya produce nuestro hígado.
Sin embargo, la hipoalbuminemia debe ser diagnosticada por un médico a partir de un examen de sangre y aunque en esos casos se puede sugerir consumir suplementos de albúmina, se deberán buscar su origen.
Esto, porque la deficiencia de albúmina puede tener causas tan graves como una cirrosis hepática, falla de la función renal, incluso un problema de absorción de nutrientes, causado por condiciones como la colitis o la enfermedad celíaca.
Mientras estemos sanos, no estará demás consumir albúmina a partir de alimentos como el huevo, sin embargo si en algún momento descubrimos que tenemos una deficiencia de esta proteína lo mejor será acudir con un médico.