Una de las razones por las que tomamos café es porque la cafeína que contiene nos ayuda a estar más alertas, pero ¿de qué otras formas interactúa con nuestro cerebro?
Adictos al café
Una droga es cualquier sustancia que causa algún efecto en el organismo, no necesariamente una adicción: los principios activos de los medicamentos se consideran drogas, y también otras sustancias como la cafeína.
Este alcaloide, presente de manera natural en los granos de café y el cacao, así como en las hojas de té, es la droga legal más consumida del mundo: la tomamos en cafés, tés, refrescos, bebidas energéticas.
Así que la taza matutina de café, que para muchos es parte de nuestra rutina diaria quizá no sea la única fuente de cafeína.
Y aunque en general no se considera una sustancia altamente adictiva, como sí pasa con el alcohol o la nicotina, se sabe que el consumo constante de cafeína hace que las personas desarrollemos una dependencia en parte psicológica, pero también física.
Para despertar, ¿o para no dormir?
Una de las razones principales por las que consumimos café habitualmente es por el efecto estimulante de la cafeína, que contrarresta los estados de somnolencia y nos hace sentir más alertas.
Por esa razón se ha asociado que un alto consumo de cafeína altera nuestros ciclos de sueño, haciendo que durmamos mal o menos tiempo.
Sin embargo un estudio reciente, realizado en la Universidad de Basilea, muestra que ese efecto sobre el sueño, tal vez no sea como creíamos.
Más café, menos materia gris
Los investigadores del Centro de Cronobiología, encontraron que no hubo diferencias entre los ciclos de sueño entre los participantes del estudio que consumieron cafeína, respecto a los que se les dio un placebo.
Pero encontraron otra cosa que puede sonar un poco inquietante: el volumen de materia gris del cerebro de quienes consumieron cafeína, disminuyó, comparado con los que no la consumieron.
La materia o sustancia gris, está formada por neuronas y en el cerebro constituye lo que llamamos la corteza cerebral, el estudio en cuestión encontró que la disminución era mayor en regiones del cerebro relacionadas con la consolidación de la memoria.
Carolin Reichert, una de las autoras del estudio dice que estos resultados no necesariamente prueban que la cafeína tiene un impacto negativo en el cerebro, sobre todo porque observaron que después de un tiempo esa materia gris “perdida” se regeneraba.
De cualquier forma Reichert, señala que será importante estudiar más a fondo el efecto que tiene la cafeína sobre los procesos cognitivos.
Así que por ahora no se apresuren a echarle la culpa al café de sus olvidos.