En el hemisferio norte ahora es invierno y es común escuchar quejas sobre el frío: claro que tal vez para algunos de nosotros mucho frío sea una mañana de 10°C.
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Puede ser que incluso estemos en un lugar en el que cae nieve o haya temperaturas bajo cero, pero lo que sí es seguro es que ninguno de nosotros vivimos en el lugar más frío de la Tierra.
Temperaturas extremas
Cuando pensamos en visitar otros planetas nos parece que las temperaturas serían un problema: la superficie de Marte comúnmente tiene una temperatura de -50 °C.
Como somos terrícolas eso nos parece extremo, porque nuestro planeta tiene un clima más benigno, ¿o no?
Si revisamos, la temperatura promedio de la Tierra es de 14 °C, pero eso no muestra la diversidad que existe entre las diferentes latitudes: por ejemplo la temperatura promedio en Groenlandia es de -20 °C.
Y hay lugares muy calurosos: como en el Valle de la Muerte en EE. UU., que en 2020 registró una temperatura máxima de 54.4 °C.
Las diferencias geográficas del planeta han hecho posible que tengamos diferentes climas en diferentes lugares.
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Largos inviernos
Así como hay lugares muy calurosos, hay otros extremadamente fríos y no tenemos que salir de la Tierra para encontrar temperaturas como las de Marte: en Oymyakon, un poblado de Siberia, que en invierno tiene una temperatura promedio de -50 °C.
Lo que puede resultarnos sorprendente es que en un lugar con un clima tan extremo viva gente.
Por supuesto no todo el año hace frío en Oymyakon: en verano, durante julio y agosto, tienen temperaturas de hasta 34 °C, pero esos días cálidos son muy pocos, porque el invierno dura nueve meses.
Aunque es un pueblo de menos de mil habitantes, resulta interesante ver cómo los seres humanos nos podemos adaptar a condiciones así. No sin dificultades, por supuesto.
Agua que sí se congela
Resulta un poco irónico que el nombre de Oymyakon quiere decir: agua que no se congela. Eso porque cerca de ahí hay aguas termales que permanecen líquidas incluso en invierno.
Pero todo es muy diferente en en este poblado ruso: ninguna de las casas cuenta con agua corriente, pues esta se congelaría y rompería las tuberías.
Eso quiere decir que no es posible tener drenajes y los baños en realidad son letrinas que están fuera de las casas. La próxima vez que se quejen por levantarse al baño a media noche, piensen en cómo sería, si para eso tuvieran que salir de su casa, a – 50°C.
La calefacción es indispensable en todas las casas y los garajes: los autos deben estar en un lugar cerrado con calefacción o sus motores no encenderán.
Además de calefacción las casas también tienen wi-fi y todos usan celulares, pero olvídense de consultar sus mensajes cuando salen a la calle: también su teléfono puede congelarse si lo sacan del bolsillo.
Es decir que a pesar de todo, la vida del pueblo se podría considerar “normal”: con tiendas, cafeterías, y una escuela, en la que solo se suspenden las clases si la temperatura baja a -54°C.
Así que quién sabe: tal vez los habitantes de Oymyakon no solo nos puedan enseñar algunas cosas para sobrevivir los benignos inviernos que tenemos en otras partes del mundo, sino que tal vez tengan la clave para cuando habitemos otros planetas.