Las plantas con flores dependen de animales polinizadores para reproducirse: mariposas, murciélagos, colibríes, abejas. Si hay menos polinizadores eso representa un problema, que no solo es para las plantas.
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Abejas domésticas
Las abejas forman parte del grupo de animales más extenso y diverso de la Tierra: los artrópodos, que agrupa a miriápodos, como ciempiés; crustáceos, como camarones; los arácnidos y los insectos, como las abejas.
Estos insectos voladores están emparentados con las avispas, aunque estas a diferencia de las abejas no juegan ningún papel en la polinización.
Se conocen 20 mil especies de abejas, todas polinizadoras, pero no todas productoras de miel: solo unas diez de ellas, del género Apis, son las que producen este alimento viscoso y azucarado.
De entre ellas la especie Apis mellifera es la que tiene una mayor presencia en el mundo: aunque es originaria de Europa, se extendió por todos los continentes debido a que las criamos en cautiverio para obtener su miel.
Nadie sabe para quién trabaja
Si les digo que piensen en una abeja es probable que la imaginen amarilla y negro y con un aguijón, pero esas son las características de la Apis mellifera. No todas son iguales: las hay de diferentes colores y algunas no tienen aguijón.
La mayoría de las especies viven en libertad y aunque no producen miel, son indispensables para polinizar especies de plantas silvestres.
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A pesar de que no tienen un trabajo asignado, como las domésticas, esas abejas libres también colaboran con nosotros: participan en la polinización del 85% de los cultivos.
Sin flores y sin comida
Un estudio reciente que tomó observaciones de una base abierta de datos de biodiversidad, la GBIF (Global Biodiversity Information Facility), hace una comparación de la presencia de abejas en todo mundo, a lo largo de décadas.
La conclusión es que actualmente existen 25% menos especies que hace 30 años: si bien eso no quiere decir que esas especies de abejas estén extintas, sí indica que sus poblaciones han disminuido mucho y por eso es difícil que podamos verlas volando por ahí.
Esa disminución de especies no es igual en todo el mundo, pero ya se pueden medir las consecuencias en algunos lugares: la producción de cultivos de cerezas, melones, almendras y manzanas en EE. UU., ha disminuido en las zonas donde hay menos de estos polinizadores.
Todavía no tenemos muy claro qué es lo que pasa con las abejas: tal vez el cambio climático, tal vez son algunos insecticidas como los neonicotinoides; lo que es claro que si no hacemos algo pronto, no solo nos quedaremos sin flores.