La vacuna contra el COVID-19 generó dudas no solo entre los que niegan su eficacia, sino también los que critican su origen. Y frente a ello salió el Vaticano para dar su punto de vista.
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Los investigadores debieron trabajar con material celular derivado de fetos para hallar la vacuna. Muchas personas del ala antiabortista lo criticaron: no obstante, el Vaticano aprueba el uso de la dosis.
“No constituye una cooperación formal con el aborto del que derivan las células utilizadas en la producción de las vacunas”, afirmó la Santa Sede. “Es moralmente aceptable recibir las vacunas”.
El balance del COVID-19 en Italia
Italia es uno de los países más azotados por el COVID-19. El virus ha dejado 69.2 mil muertes entre 1.96 millones de casos, con 1.28 millones de personas recuperadas.
En todo el mundo han fallecido 1.71 millones de personas debido al coronavirus, entre 77.6 millones de casos.
Vacunas como la de Pfizer-BioNTech y la de Moderna se están administrando en varios países del mundo, comenzando por el Reino Unido y Estados Unidos.
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¿Se utilizaron fetos para las vacunas? La respuesta es NO
Entendamos esto: sí se utilizaron ciertas líneas celulares derivadas de fetos abortados para la elaboración de anticuerpos y vacunas. Sin embargo, esto no quiere decir que las dosis cuenten con células o tejidos de fetos abortados.
Las líneas celulares no son células madre, ni células fetales ni embrionarias. “Constituyen células epiteliales inmortales que tienen casi 50 años de vida”, explica el doctor Elmer Huerta en CNN.
Las vacunas de Moderna, AstraZéneca, Johnson & Johnson, CanSino, la Universidad de Pittsburgh e ImmunityBio las han utilizado.
El Vaticano apuntó que “si bien la vacunación debe ser voluntaria (…) el bien común puede exigir la vacunación, especialmente para proteger a los más débiles y expuestos”. Los que se niegan a utilizarlas “deben hacer todo lo posible para evitar la propagación de la infección”.