Sigue siendo 2020 y sigue siendo difícil conseguir una PS5, teniendo o no el dinero, y es que el tema de la falta de stock de las consolas de nueva generación es tema aún. Dentro de todo el caos, quiero volver a hablar del DualSense.
Ya se ha dicho mucho sobre el nuevo joystick de la PS5 y es probable que ya sepas cómo funciona: eso de que la vibración es como la de la Nintendo Switch, precisa, pero mucho más, y que los gatillos R2 y L2 pueden generar resistencia a ser apretados, requiriendo de más o menos fuerza.
En el review de la consola hablamos de esto, pero ha pasado más tiempo y he tenido la oportunidad de ver cómo se comporta en nuevos juegos, como en el FIFA 21, donde entre más cansado está el jugador, más difícil es hacer que corra y se nota en el control. Lo mismo sucede en el NBA 2K21, con aún mayor precisión al ser marcado bajo el aro.
En Call Of Duty también pasa con las distintas armas y es maravillosamente inmersivo. Ahora bien, en los juegos originales de PlayStation, como SackBoy: A Little Big Adventure y obvio, Astro’s Playroom la idea es llevada al siguiente nivel con vibraciones del control que cambian de acuerdo a las superficies y acciones.
¿Los desarrolladores externos irán a aprovechar esto de igual manera? Es muy pronto para decirlo, pero desde la Xbox 360 que siempre consideraba el control de Microsoft como uno mucho mejor. En esta generación, imaginar cómo un estudio tipo Naughty Dog (Uncharted, The Last Of Us) y Sucker Punch (Infamous, Ghost of Tsushima) te pueden dar algo aún más espectacular gracias a esto, le dan a la PS5 una linda ventaja. Creo que por esta vez, y a la espera de un control Elite para la Xbox, los de Sony tomaron la delantera.
Por ahora se le saca provecho en pocos lados, pero debo insistir en el potencial gigante que tiene el DualSense, que incluso te da una sensación más potente de “juguete nuevo” con la consola. Puede que a la larga termine por ser irrelevante, como que también lo cambie todo, no tenemos certezas, pero se agradece la innovación.