Ciencia

Coronavirus: ¿cómo se hizo la vacuna de Pfizer y cómo funciona?

Una de las primeras vacunas en usarse de forma extensiva para vacunar a la población, al menos en el Reino Unido, es la elaborada por Pfizer y BioNTech que se basa en una tecnología que no teníamos en ninguna otra vacuna existente.

Ayer comenzó la vacunación colectiva contra el coronavirus en Reino Unido, donde estarán usando la vacuna hecha en conjunto por las compañías Pfizer y BioNTech.

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Esta vacuna, igual que todas las que se planean usar en el mundo, ya pasó las pruebas de efectividad y seguridad, por eso se aprobó su uso general, desde el 2 de diciembre, por la Agencia Reguladora de Productos Sanitarios y Médicos del Reino Unido.

Pfizer sorprendió desde el principio cuando se supo que utilizaría una tecnología, que hasta ahora no se había usado en ninguna otra vacuna.

Las joyas de la corona

El SARS-CoV-2 es un coronavirus pues visto al microscopio a su alrededor muestra una estructura similar a la corona solar, formada por proteínas espiga (spike proteins) que el coronavirus utiliza como llave de entrada para infectar a las células.

Lo que hicieron los investigadores de Pfizer y BioNTech, fue tomar la parte de la información genética del coronavirus que contiene las instrucciones para hacer esas proteínas.

Aislaron esa parte del código genético, que para los virus está codificada en la molécula de ARN (ácido ribonucleico) y exclusivamente esa parte es la que se usa para “entrenar” a nuestras células a responder a la infección.

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Batalla de proteínas

La ventaja es que nuestras células son capaces de leer las instrucciones del ARN y empiezan a fabricar esas mismas proteínas.

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Como se trata solo de las espigas del virus y no del virus completo no tendremos una infección, pero las células vacunadas con el ARN, producirán tantas proteínas espiga que tendrán su propia corona de proteínas virales.

Eso será algo extraño para el organismo y no pasará inadvertido mucho tiempo por el sistema inmune. Llegarán células especializadas para hacer algo al respecto.

Cuando los linfocitos T y B identifican a esas proteínas espiga, producen anticuerpos, otro tipo de proteínas, unas que el sistema inmune usa para neutralizar organismos patógenos.

La mejor defensa es el ataque

Si después de vacunarnos nos exponemos al virus, nuestras células ya sabrán el guion de antemano: los anticuerpos estarán presentes y neutralizarán las proteínas espiga, evitando que los virus puedan pegarse a nuestras células y nos infecten.

Así también habrá tiempo para que llegue el comando de eliminación de virus: los linfocitos citotóxicos, que  se encargan de destruirlos.

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Moléculas bajo cero

El uso de ARN en un vacuna ha mostrado ser muy efectivo: de las pruebas clínicas sabemos que la vacuna de Pfizer – BioNTech tiene un 95% de efectividad.

Pero las moléculas de ARN son muy delicadas y para que lleguen completas a realizar su trabajo, deben de conservarse a temperaturas muy bajas: a menos -70°C.

Todavía nos falta conocer los resultados a largo plazo: para empezar que quienes fueron vacunados ayer en Reino Unido, necesitarán recibir otra dosis antes de año nuevo, pues para que la vacuna funcione correctamente debe darse en dos dosis con 21 días de diferencia.

De cualquier forma parece que el ARN nos lleva por un buen (y frío) camino.

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