Ciencia

Coronavirus: la vacuna de Moderna está en camino de ser aprobada, ¿Qué diferencia tiene con otras vacunas?

En menos de una semana dos vacunas contra el SARS-CoV-2 han entrado en proceso de aprobación en EE. UU.: primero la de Pfizer-BioNTech y ahora la de Moderna.

Casi al mismo tiempo que inició la inmunización en EE. UU., con la de Pfizer-BioNTech, la Administración de Alimentos y Medicamentos de ese país (FDA, por sus siglas en inglés), confirmó la eficacia de otra vacuna la de la compañía Moderna.

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No es del todo sorpresivo que sean estas las dos primeras vacunas que van a comenzar a usarse masivamente, no solo en EE. UU. sino en varios países del mundo, pues desde el inicio de su desarrollo se supo que si todo salía bien, se podrían producir con rapidez.

Vacunas hermanas

Ambas vacunas, la de Pfizer y de Moderna, nacieron de la misma madre: la tecnología de ARN mensajero, y podríamos decir que es una madre primeriza porque estas son las primeras vacunas comerciales que tendrán ese fundamento.

Aunque la idea de utilizar ácido ribonucleico ARN, para hacer vacunas no es nueva, es cierto que estas vacunas contra el coronavirus de Moderna y Pfizer son las primeras en tener éxito.

La producción pudo avanzar tan rápido porque, a diferencia de otras, no usan virus completos, ni fragmentos muy grandes del virus, sino solamente un pedazo de su información genética.

Virus y computadoras

La información genética de los virus está en forma de una molécula de ARN, que contiene las instrucciones para hacer un virus completo, parte por parte.

Las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna utilizan solo un fragmento de ese ARN, el que tiene las instrucciones para hacer las proteínas espiga (spike proteins) que son las que ayudan al virus a entrar a las células para infectarlas.

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El avance de la modelación molecular fue parte importante de este logro: utilizar computadoras para estudiar moléculas y analizarlas, hizo posible que se tuviera la capacidad de entender la estructura de las proteínas del virus y encontrar las instrucciones del código genético que las construyen.

Una ventaja es que ese fragmento de ARN que se usa en las vacunas puede producirse en el laboratorio, así que no es necesario tener “cultivos de virus” para producir las vacunas, reduciendo mucho el tiempo de producción.

Diseñar y producir vacunas con rapidez permite avanzar a las etapas de prueba, tanto las fases preclínicas, cuando se prueban en células o animales, como a las pruebas clínicas que se hacen en voluntarios humanos.

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Gemelas, pero no idénticas

Así con estas vacunas de ARN pronto tuvimos resultados de la fase 3 que indican una efectividad muy parecidas para ambas.

Sin embargo estas vacunas hermanas no son idénticas: la que hoy está en camino de ser la segunda vacuna aprobada en EE. UU. tiene una pequeña ventaja.

Usar ARN también tiene una desventaja para mantener estable a esta molécula se necesitan temperaturas muy bajas: para poder conservarse durante periodos largos, la de Pfizer necesita -70 °C, mientras que la vacuna de Moderna puede transportarse y conservarse a largo plazo -20 °C y mantenerse estable por un mes en temperaturas de refrigeración normal (2-8 °C).

Aunque en ambos casos se deberá tener mucho cuidado en el almacenamiento y distribución, será ligeramente más fácil conservar la vacuna de Moderna.

Mientras tanto no olvidemos que hasta que la vacunación no sea una realidad mundial debemos seguir cuidándonos.

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