No solo son bellas, sino que, sin ellas, la Tierra no tendría vida. Son las auroras boreales.
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Una aurora es un espectáculo de luz que se ve en el cielo: se denomina boreal si es en el Polo Norte, y austral si está en el Sur.
¿Cómo surgen las auroras boreales? Explica la NASA que, cuando una tormenta solar viene hacia la Tierra, parte de la energía y pequeñas partículas viajan por las líneas de campo magnético en los polos Norte y Sur en la atmósfera del planeta.
Al interactuar con los gases con la Capa Magnética en nuestra atmósfera, surgen las luces en el cielo. El oxígeno emite luces verdes y rojas. Mientras, el nitrógeno brilla con colores azul y púrpura.
La importancia de las espectaculares luces
El físico español Javier Santaolalla, en su canal Date un Voltio, explica la importancia de las auroras boreales para nuestro planeta.
“El viento solar es mortal para los seres humanos, pero también es nefasto para la atmósfera. Sin el campo magnético de la Tierra, el viento solar ya hubiese acabado con la atmósfera”.
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“Sin atmósfera perderíamos la protección contra los rayos cósmicos, los rayos UV del sol o contra el propio viento solar. Perderíamos también el agua de la superficie de la Tierra, porque se evaporaría sin presión atmosférica. Y perderíamos el oxígeno, fundamental para nuestro cuerpo”.
Recuerda Santaolalla que la ausencia del campo magnético terminó con el agua de la superficie de Marte. Actualmente, el planeta rojo no cuenta con campo magnético.
“La aurora boreal no solo vemos un digno espectáculo de luz, sino lo afortunado que somos porque en la Tierra exista vida”.
El estudio de las auroras boreales
Las auroras polares se estudian desde los siglos XVII y XVIII. Antes se relacionaba a serpientes o dragones que cruzaban los cielos.
El físico noruego Kristian Birkeland las reprodujo en su laboratorio, facilitando su entendimiento.
En el hemisferio norte, las auroras boreales pueden verse en las costas de Islandia, Alaska, el noroeste de Canadá y en Noruega.
Mientras que las australes se observan en el sur de Tasmania, en Australia y Nueva Zelanda, así como en la zona sur de Argentina y Chile.