«A los árboles también les duele«, seguido de un pellizco, es una de las frases que los padres repetían constantemente a los niños que arrancaban la hoja de una planta, sin razón alguna. El mensaje quedaba bastante claro: hay que cuidar el medio ambiente. Pero los padres, aunque no habían obtenido esa información de un estudio científico, no estaban alejados de la realidad. Los árboles sienten, viven y tienen un comportamiento social. Muy a su manera generan una emoción conocida como la timidez. Un fenómeno en el cual evitan tocarse y mantienen su espacio.
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El portal Muy Interesante explica en una nota que las plantas cambian varias veces al día de posición. Esto con la intención de buscar la luz más adecuada para su crecimiento, el calor o la humedad. Además son capaces de frenar su crecimiento, con tal de no tocarse con su vecino más cercano.
La timidez de los árboles
Este no es un fenómeno que se ve en todas las especies de plantas. Es por ello que crece la teoría de este tipo de árboles que son tímidos. En la parte más alta, limitan el crecimiento o lo dirigen en otra dirección, para no chocar. En los paisajes esto se nota con unas líneas casi perfectas que hacen una especie de mapa o camino.
Reseña el portal antes citado que, el primero en explicar la timidez en los árboles fue el botánico Maxwell Ralph Jacobs, en 1955. En principio el experto manifestó que las plantas si se llegaban a tocar y que por una cuestión de otros componentes de la naturaleza, terminaban separados. Sin embargo, con el pasar de los años se notó que la estrecha distancia se mantenía entre sus ramas y hojas. Como explicación científica, los árboles que presentan timidez, lo hacen también para permitir la filtración de luz solar al suelo.