Las células cancerígenas y su propagación en el cuerpo (metástasis) están vinculadas con la curación de las heridas. Así lo reveló un estudio realizado por científicos del Instituto Sloan Kettering de Nueva York, Estados Unidos.
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Y es que la capacidad de las células cancerígenas de hacer metástasis a otros órganos depende de su capacidad para cooptar las vías naturales de curación de las heridas. En otras palabras, la propagación del cáncer en el organismo es literalmente el resultado de la curación de heridas que salió mal.
“Ahora entendemos la metástasis como la regeneración del tejido equivocado —el tumor— en el lugar equivocado, los órganos vitales distantes. Esto no es solo una metáfora. Es literalmente cierto en términos moleculares y fisiológicos”, explicó el autor principal de la investigación, Joan Massagué, en una entrevista a la revista Nature.
Tejidos tumorales y heridas
Los científicos observaron que los tejidos tumorales que producen una molécula denominada L1CAM eran más recurrentes en áreas donde se rompía una capa epitelial, es decir, una herida.
Los tejidos sanos normales no suelen producir L1CAM, pero los cánceres avanzados sí lo hacen.
Usando un modelo de colitis en ratones, los investigadores confirmaron que se requiere L1CAM para la reparación normal de la herida.
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A pesar de que la metástasis es mortal, los científicos concluyeron que no es un proceso que las células cancerosas puedan realizar con facilidad, pues solo un porcentaje mínimo de células cancerígenas pueden desprenderse de un tumor y migrar exitosamente para propagarse en el cuerpo.
“Una vez que las células cancerosas aprenden a sobrevivir al estrés en un ambiente extraño, es muy difícil deshacerse de ellas. Son una entidad completamente diferente del tumor en el que comenzaron”, aseguró Karuna Ganesh, coautora del estudio.
En vías a un nuevo tratamiento
El estudio también pudo comprobar que el proceso de metástasis no se inicia por mutaciones genéticas que habilitan a las células del tumor primario para migrar a otros órganos como se creía hasta hace poco.
Este descubrimiento abre una vía para la creación de un posible tratamiento que detenga o controle la metástasis. Este nefasto proceso dentro del cuerpo ha sido el responsable del 90% de las muertes que se han registrado por cáncer.
