Esta nota tiene una dosis inherente de nostalgia. Porque para documentarnos sobre la bicicleta ecológica Alpha ha sido necesario echarnos un clavado en la historia antigua de FayerWayer.
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Corría el año remoto de 2007. Aún no existían los Tesla, pero ya estábamos ansiosos de ver los primeros coches eléctricos impulsados por baterías.
Y justo en ese marco comenzamos a conocer los primeros modelos de bicicletas impulsadas por hidrógeno. Opciones a medio camino entre una motocicleta convencional y la bicicleta que hemos conocido toda la vida.
Vehículos que podían correr a cerca de 25 kilómetros por hora sin esfuerzo alguno. Que prometían mucho y que poco a poco fueron desapareciendo.
La bicicleta impulsada por hidrógeno nunca se convirtió en un estándar absoluto referente de la industria. Pero desde entonces han surgido proyectos que mantienen viva la flama.
Este es el caso de Alpha, un bicicleta desarrollada por la compañía francesa Pragma desde el año 2017, según nos recuerda Reuters. En aquel entonces firmaron un acuerdo con el gobierno y desarrollaron 60 vehículos para repartirlos a lo largo de diversas instalaciones; establecidas en las municipalidades de Saint Lo, Cherbourg, Chambery y Bayonne.
Por aquellos días cada bicicleta tenía un costo de 7.500 Euros, lo que volvía complicada su adquisición por parte de cualquier ciudadano interesado.
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Pero desde entonces han trabajado para disminuir los costes de producción y venderla por un costo de 5.000 Euros cada unidad. Costosa aún, pero mucho más accesible.
Cada bicicleta Alpha es capaz de recorrer 150 kilómetros con su tanque de dos litros de hidrógeno. La gran ventaja es que eso es el triple de lo que dura una bicicleta eléctrica y recarga en apenas una fracción de tiempo.
Aunque la velocidad alcanzada por la bicicleta Alpha es discreta y convencional. En el más amable de los términos.