El origen de la vida podría estar unos cuantos metros más abajo de lo que sugirió Charles Darwin. Científicos de la University College London (UCL) crearon protocélulas (claves para el desarrollo de células) en un ambiente marino en aguas profundas.
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Por lo que sugieren que todo habría comenzado en respiraderos hidrotermales profundos, en vez de las piscinas que esgrimió Darwin.
“Los respiraderos hidrotermales bajo el agua se encuentran entre los lugares más prometedores para los comienzos de la vida: nuestros hallazgos ahora agregan peso a esa teoría con evidencia experimental sólida”, aseguró el autor principal del estudio, el profesor de Genética, Evolución y Medio Ambiente de UCL, Nick Lane.
El estudio, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, demuestra que el calor y la alcalinidad son necesarios para que la vida comience. Explican que en las profundidades de los mares existen estos respiraderos, donde los minerales reaccionan creando un ambiente cálido, alcalino y con hidrógeno.
En este proceso, se forman “chimeneas” que proporcionan “una fuente de energía que facilita las reacciones químicas entre el hidrógeno y el dióxido de carbono para formar compuestos orgánicos cada vez más complejos”.
De hecho, el equipo comprobó que algunos de los fósiles más antiguos del mundo se originaron en estos respiraderos submarinos.
Protocélulas: la forma más básica de vida
El enfoque de los investigadores les permitió dar un paso significativo en este ámbito. Para poder formar las protocélulas, se percataron que debían agregar más moléculas.
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“Todos los otros experimentos habían utilizado una pequeña cantidad de tipos de moléculas, principalmente con ácidos grasos del mismo tamaño, mientras que en entornos naturales, esperaría ver una gama más amplia de moléculas”, señaló el doctor Sean Jordan.
Descubrieron que las moléculas con cadenas de carbono más largas necesitaban calor para formarse en una vesícula (protocélulas). A través de una solución alcalina las ayudaron a mantener su carga eléctrica. Además, el agua salada también resultó útil, pues las moléculas de grasa se unieron de forma más fuerte formando vesículas más estables.
“En nuestros experimentos, hemos creado uno de los componentes esenciales de la vida en condiciones que reflejan más los ambientes antiguos que muchos otros estudios de laboratorio”, agregó Jordan.
Más allá de la Tierra
El descubrimiento de los científicos de la UCL puede revolucionar además la búsqueda de vida en otros planetas. Según Nick Lane, “las misiones espaciales han encontrado evidencia de que las lunas heladas de Júpiter y Saturno también podrían tener respiraderos hidrotermales alcalinos similares en sus mares”.
Aunque reconoce que “si bien nunca hemos visto ninguna evidencia de vida en esas lunas”, cree que “si queremos encontrar vida en otros planetas o lunas, estudios como el nuestro pueden ayudarnos a decidir dónde mirar”.