Ciencia

Estudio confirma que comemos más frente a familiares y amigos

Científicos de la Universidad de Birmingham consultaron 42 investigaciones sobre la “facilitación social” en la alimentación.

Las porciones de comida son más grande si estamos con amigos o familiares. Instagram /The Simsonps

Causas sociales están detrás de las habituales reuniones donde la comida es el centro. Según un nuevo estudio, publicado en The American Journal of Clinical Nutrition, comer con amigos y familiares nos da carta blanca para hacerlo en exceso y con mayor tendencia a alimentos pocos saludables.

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Los científicos analizaron 42 estudios sobre el concepto que explicaría este comportamiento: la facilitación social. A través de la técnica del metaanálisis, comprobaron que comer en grupos aumenta la ingesta de alimentos.

Los participantes que llevaron un diario sobre sus comidas afirmaron que el tamaño de las porciones eran entre un 29% y un 48% más grandes si estaban con amigos. De hecho, estiman que la ingesta de calorías aumenta en un 23% en estas reuniones, pues las grasas y proteínas son las preferidas.

Mientras que si lo hacemos solos o con desconocidos nuestro comportamiento cambia. El estudio determinó que las personas eligen porciones más pequeñas e incluso comen menos frente a extraños.

Las grasas y proteínas son las preferidas en las reuniones familiares o con amigos.

Más que amigos

Para los investigadores entre los factores sociales que influyen en este fenómeno está que “la gente quiere transmitir impresiones positivas a los extraños”. Así lo afirma la autora principal del artículo, Helen Ruddock.

Seleccionar porciones pequeñas puede proporcionar un medio para hacerlo, y esta puede ser la razón por la que la facilitación social de comer es menos pronunciada entre los grupos de extraños”, dice.

Aunque también hay otros intereses en juego. Se demostró que las mujeres comen porciones más pequeñas frente a hombres, así sean sus amigos. Mientras que los obesos comen menos en público por miedo a que los juzguen.

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Orígenes

Según Ruddock y su equipo, este comportamiento podría remontarse a la prehistoria cuando se compartían los pocos alimentos que tenían.

Pero superada la dificultad para obtenerlos, creen que “hemos heredado un mecanismo que garantizó una distribución equitativa de los alimentos, pero que ahora ejerce una poderosa influencia en las ingestas dietéticas poco saludables”.

Las otras explicaciones son:

  1. Por diversión, pues promueve una “recompensa mejorada de la alimentación social”.
  2. Comer en exceso cuando se está con amigos o familiares es menos negativo que hacerlo solo.
  3. Fortalece las relaciones y la autoestima, en especial para los cocineros.

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