En 2019, el planeta registró las temperaturas más altas jamás registradas en los últimos 100 años. Las olas de calor se extendieron por todo el mundo y causaron miles de muertes. Recientemente, los científicos pronosticaron que aumente la frecuencia e intensidad de las olas de calor a mediados del presente siglo 21.
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Por primera vez, en un nuevo estudio, científicos financiados en parte por el Programa de Observación y Observación del Clima de la Oficina del Programa Climático (NOAA) examinaron este aspecto en dos escenarios diferentes.
Descubrieron que a mediados del presente siglo, en un escenario de emisiones de efecto invernadero medio, el tamaño promedio de las olas de calor podría aumentar en un 50%.
Pero, ante altas concentraciones de gases de efecto invernadero, el tamaño promedio podría aumentar en un 80% y las olas de calor más extremas podrían duplicar su tamaño.
Personas más expuestas al estrés
“A medida que aumenta el tamaño físico de estas regiones afectadas, más personas estarán expuestas al estrés por calor”, dijo Brad Lyon, profesor asociado de investigación en la Universidad de Maine y autor principal del nuevo artículo publicado en Environmental Research Letters.
“Las olas de calor más grandes también aumentarían las cargas eléctricas y la demanda máxima de energía en la red a medida que más personas y empresas enciendan el aire acondicionado en respuesta”, reveló el experto en una publicación de la NOAA en su sitio web.
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Los autores señalan que su nuevo enfoque podría ayudar a las empresas de servicios públicos a probar el estrés de la capacidad de su sistema de energía para satisfacer los requisitos de la demanda durante las olas de calor espacialmente extensas. Esta información podría ser vital en las decisiones de gestión y la planificación para el futuro.
Y como sugiere el estudio, si los gases de efecto invernadero y, en consecuencia, el tamaño de las olas de calor continúan aumentando, también podrían subir los impactos en los sistemas de energía y la salud pública de nuestra nación.
Las temperaturas más extremas
En junio pasado, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó dos cambios excepcionales en su lista de temperaturas más extremas conocidas. Las marcas registradas en Mitribah (Kuwait), el 21 de julio de 2016, y en Turbat (Pakistán), el 28 de mayo de 2017, entraron directamente en su Top 5.
Una vez que los expertos en fenómenos meteorológicos y climáticos extremos de la organización revisaron exhaustivamente los dados, se dictaminó que en Mitribah se alcanzaron los 53,87° centígrados (± 0,08 grados de margen de incertidumbre) y en Turbat se llegó a los 53,72 grados (± 0,4°).
Ambas marcas son las más altas reconocidas oficialmente en los últimos 76 años. El resultado validado ya se ha incorporado al archivo de temperaturas extremas mundiales, hemisféricas y continentales, una lista que lidera con holgura la marca de 56,7° certificada en Furnace Creek, en el Death Valley (California) el 19 de julio de 1913.
El 13 de septiembre de 1922, en El Aziza (Líbia) una inesperada ola de calor llevó los termómetros hasta los 58 grados. Aún así, este registro siempre ha estado cuestionado y por eso la OMM mantiene en el primer puesto de su lista la marca alcanzada en el hogar ancestral de la tribu nativa americana Timbisha.