Ya han transcurrido ocho años desde que tuviera lugar el desastre de Fukushima, en Japón, y que destruyó miles de vida. En casi una década se han empleado alrededor de 200 mil millones de dólares en un esfuerzo por descontaminar la zona y hacer un poco habitable, aunque es imposible.
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El canal de YouTube Abroad in Japan logró entrar en la denominada “zona de exclusión” para desenmascarar el estado en que se encuentra el lugar, luego del desastre. El video lo titularon: Inside Fukushima: What Happened After the Nuclear Disaster? (Dentro de Fukushima: ¿Qué sucedió después del desastre nuclear?.
El video que recomendamos, de 20 minutos aproximadamente, es un paseo alrededor de la zona destruida junto a varios encuentros con los pocos habitantes que explican el pasado, presente y futuro luego del accidente en la planta nuclear de Daiichi.
En el audiovisual se puede apreciar que la vegetación está superando la zona de exclusión de Fukushima ocho años después de lo ocurrido.
Un área extraña en Fukushima
El área es extraña y aislada. Los edificios parecen inclinarse, las ventanas y los santuarios derrumbados explican parte de lo sucedió el 11 de marzo de 2011.
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En esa oportunidad, grandes cantidades de agua contaminada con isótopos radiactivos fueron liberadas en el Océano Pacífico durante y después del desastre. Michio Aoyama, profesor de geociencia de radioisótopos en el Instituto de Radiactividad Ambiental, ha estimado que 18,000 terabecquerel (TBq) de cesio 137 radioactivo fueron liberados al Pacífico durante el accidente, y en 2013, 30 gigabecquerel (GBq) de cesio 137 todavía estaban fluyendo hacia el océano todos los días.
Aunque el accidente nuclear no provocó muertes directas por radiación, más de 110. 000 personas fueron trasladadas de sus hogares inmediatamente después del desastre, 50.000 se quedaron por voluntad propia en sus hogares y unas 85.000 aún no habían regresado cuatro años y medio después. Esta evacuación causó cerca de unas 2.000 muertes prematuras, sobre todo durante los tres primeros meses y particularmente entre personas mayores que sufrieron ansiedad, estrés postraumático y depresión al abandonar sus hogares.