En lo que parece ser un próximo guión para película hollywoodense, un cajero en Japón compró cosas con más de 1300 tarjetas de crédito de clientes, porque se las aprendía.
Es curioso y lo reporta Gizmodo, donde aclaran que el hombre de 34 años usaba su memoria y un cuaderno de anotaciones para cometer el ilícito.
Este caso de memoria eidética o fotográfica es excepcional, ya que a esa edad es muy improbable que un humano la tenga tan desarrollada, al nivel de poder recordar una secuencia numérica tan larga con solo mirarla de reojo y por pocos segundos.
Otros ladrones y estafadores usan avanzados métodos como los skimmers, pero para Yusuke Taniguchi que trabajaba en un mall en la ciudad de Koto, solo sus ojos y cerebro eran suficientes.
Pareciera ser el caso de un genio criminal, pero no, porque su modus operandis consistía en comprar cosas que después vendía en casas de empeño. Estos artículos los mandaba a su departamento. Un «pequeño» detalle en su plan.
La moraleja de esta historia es que en pos de la protección, es sumamente necesario tapar el número de tu tarjeta y es más, quizás deberían borrarlo los bancos. Apple ya lo hizo con su tarjeta.