Antes de que el hombre llegara a la Luna, decenas de misiones no tripuladas de la URSS y EE.UU. se dirigieron allí. El propósito era estudiar todos lo detalles y condiciones para un eventual alunizaje tripulado. A pesar de ello, el retorno a la Tierra de muestras de roca lunar no pudo darse hasta que Armstrong y Aldrin se dieron personalmente a la tarea. Esto es algo que no quiere repetir con Marte.
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La NASA y la ESA (Europa) están interesadas en una misión de retorno de muestras de roca marciana en los próximos años. Si bien un robot puede ir y hacer análisis, científicos consideran que tener material en la Tierra sería muchísimo mejor. Por lo tanto, es necesario planear una misión de ida y vuelta.
Brian Muirhead es un miembro de la NASA que lidera la campaña de retorno de muestras a la Tierra. Para él, esta acción es fundamental para «entender la historia de Marte desde un punto de vista biológico». Para ello, anota que se ha estado trabajando en ideas para una misión.
Muirhead aclara que hasta ahora lo que se tiene es un concepto, no un plan oficial. Esto es lo que se ha planteado hasta ahora:
Regresando a casa
Todo funcionaría a partir del rover que lanzará la NASA en 2020. Este llegaría a Marte en febrero de 2021, y caería en el cráter de Jezero, que tiene 50 kilómetros de ancho. Desde ahí buscará rastros de vista antigua y recogerá muestras de roca.
El rover contaría con 43 tubos para esta tarea. En 38 de ellos se recogerían muestras, y otros cinco funcionarían solo como «referencias». Hecho esto, depositaría sobre el suelo algunos de los tubos en sitios accesibles.
Lo siguiente sería la misión Sample Retrieval Lander (SRL), programada para 2026. Esta contaría con un módulo de aterrizaje, el vehículo Sample Fetch Rover (SFR) y un cohete llamado Mars Ascent Vehicle (MAV). Después de su lanzamiento, la misión aterrizaría cerca del lugar del rover de 2020 y utilizaría al pequeño SFR para recolectar las muestras que dejó el otro vehículo.
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De esta forma procedería a llevar los tubos al módulo de aterrizaje, donde hay un pequeño contenedor destinado a las muestras. Si el rover de 2020 todavía carga muestras, también las llevaría.
Esto no sería inmediato, pues se planea que la misión SRL dure ocho meses. Cuando sea el momento, el cohete, del que todavía se discuten sus características, se impulsaría al espacio. A una altura de 300 kilómetros, soltaría el contenedor a la órbita de Marte.
Para ese entonces la ESA ya habría lanzado su Earth Return Orbiter (ERO). Este se encargaría de recoger el contenedor y ponerlo dentro de una cámara de esterilización para evitar la contaminación. Hecho esto, se dirigiría hacia la Tierra.
La cámara de descontaminación sería puesta en una vehículo de entrada al planeta. No se planea usar paracaídas, por lo que se planea un impacto directo. Eso sí, caería sobre la superficie de un lago seco.
Se pretende que el regreso se complete en el año 2031.