Cambridge Analytica, el centro de análisis y procesamiento de datos de Steve Bannon y que tuvo en Alexander Nix a su principal ejecutor y cerebro, cambió la forma en que se ejerce la democracia y sobre todo dejó en vilo los datos de millones de personas alrededor del mundo. Esa es justamente la premisa de «The Great Hack», el documental que se estrenó en la plataforma Netflix.
La cinta sigue la historia del profesor estadounidense David Carroll, quien demandó a Cambridge Analytica para obtener de regreso todos sus datos.
Otra protagonista principal es la reportera de The Guardian Carole Cadwalladr, quien destapó todo el caso junto al diario The Observer tras su entrevista al analista Cristopher Wylie.
También tiene mucha importancia Brittany Kaiser, ex empleada de CA y que va arrepintiéndose a medida que avanza el relato del documental, sobre cómo recolectaron millones de cuentas de usuarios para hacer cruces de datos y manipular campañas en favor por ejemplo de Donald Trump y del Brexit.
¿Hay algo nuevo bajo el sol?
«The Great Hack» es un llamado urgente, pero no del todo nuevo, sobre cómo los gobiernos y los mismos usuarios deben tener la adecuada protección de ese nuevo oro llamado datos.
De cómo Google, Facebook y otras empresas de tecnología a través de «Términos y Condiciones de Servicio» que nadie lee, se han hecho de una fortuna, conociendo cada antecedente de las personas que acceden a sus plataformas.
La reciente multa que la Comisión Federal de Comercio (FTC) aplicó a Facebook, parece ser sólo una punta del iceberg y una cosquilla mínima de incomodidad para Mark Zuckerberg y compañía.
¿Qué está en peligro realmente?
El principal monstruo que deja en evidencia «The Great Hack» es la falencia y la debilidad de las democracias occidentales y cómo los votantes han quedado a merced de una tela invisible de manipulación a través del bombardeo cotidiano de memes y noticias falsas.
Una sobre información que parece estar dando vuelta sin parar como un pollo rostizado y que dejará seguramente a los trutros y pechugas en un estado de carbonización que será imposible de digerir.
Cambridge Analytica y sus tentáculos llegaron demasiado lejos, pero no basta con decir que los datos están en peligro y que deben cuidarse de aplicaciones como Facebook o FaceApp.
Lo verdaderamente sensato y que parece quedar en el aire, es cómo la sociedad actual deberá aprender a llevar ese tira y afloja, porque si estás leyendo esto en tu móvil, seguramente las posibilidades de escapatoria son tan reducidas como una piraña en un bidet.
Aprender a manejar ese pequeño espacio de maniobra, esa es la verdadera lección.