¿Recuerdas la histórica escena de Star Wars: Episode V – The Empire Strikes Back? Ahí vimos cómo un joven Luke Skywalker es mutilado por su propio padre, quien le cercena una mano con un sable de luz. Posteriormente, vemos que nuestro héroe es capaz de recuperarse y le es implantado un brazo biónico. Dicha prótesis funcional se ha convertido en la inspiración de todos los que trabajan en esta tecnología en la vida real.
Pero particularmente la inspiración fue fuerte en una prótesis de mano ampliamente comercializada. Fue llamada así por el hijo de Anakin, quien volvió a tener dos manos gracias a la tecnología. Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Utah sintieron que algo le faltaba a esa mano para hacerle honor al nombre de Luke.
Efectivamente, la prótesis es conectada al sistema nervioso, lo que permite moverla con el pensamiento. No obstante, hacía falta una habilidad más para que se pareciera a la de Star Wars. Esta era la posibilidad de tener sentido del tacto al igual que una mano natural.
El propósito de los académicos fue dotar de sensibilidad a la prótesis. La razón es que el tacto también hace que los movimientos de una extremidad sean más precisos. Por ejemplo, para poder tomar un huevo y no aplastarlo por aplicar demasiada fuerza.
Tomando esto en cuenta, se pusieron manos a la obra. Después de un arduo trabajo, lograron integrar nuevos sensores a la mano. Estos se encargarían de enviar de vuelta la señal al cerebro para producir la sensibilidad similar a la piel.
Poniéndolo a prueba
Al escuchar de la idea, Kevin Walgamont decidió unirse voluntariamente al experimento. Este hombre había perdido una mano en un accidente en 2002, por lo que la idea de volver a tener una con sensibilidad le llamó la atención.
El estudio al que fue sometido duró 14 meses. El dispositivo solo podía ponérselo durante unas horas en el laboratorio, pues requería de un computador y una batería externa. Con el tiempo logró utilizar la prótesis y poder sentir lo que tocaba con ella:
«Casi me pongo a llorar. Fue realmente sorprendente. Nunca pensé que sería capaz de sentir esa mano otra vez».
Eventualmente la prueba de fuego fue completada. Es decir, la posibilidad de tomar objetos pequeños y frágiles sin destrozarlos. Así, fue capaz de transportar huevos y uvas en la mano robótica sin causarles ningún daño. Inclusive pudo arrancar las uvas del racimo sin ningún problema.
Además, el voluntario afirmó que su dolor fantasma (el que persiste después de la amputación de un miembro) se redujo mientras usaba la nueva mano.
Aún falta tiempo para que un brazo robótico se equipare al de Luke Skywalker o cualquier ser del universo de Star Wars. Sin embargo, parece ser un buen paso para aumentar la complejidad de estos dispositivos.