El pasado jueves 4 de julio cientos de personas en Bogotá cesaron sus actividades diarias para concentrarse en un sitio en particular. Este era nada más y nada menos que frente a las oficinas principales de Rappi, la conocida compañía colombiana de domicilios. Quienes se congregaron allí fueron un grupo grande de trabajadores molestos con la empresa. Según ellos, no soportan más las condiciones laborales que están viviendo.
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Fue al caer la tarde cuando la protesta comenzó en la calle 93 #19-58. Allí las personas cargando los característicos bolsos naranjas de Rappi bloquearon cualquier acceso a las oficinas. Mientras tanto, los trabajadores enardecidos gritaban las razones de su inconformidad con la empresa. La molestia ha sido tal, que algunas personas llegaron a incendiar las maletas.
La queja de todos los protestantes fue la misma: precarias condiciones laborales. Según ellos, la compañía no les está pagando como debería. Entre otras cosas, señalan que como trabajadores no están recibiendo las propinas, tienen sobrecarga de pedidos (o por el contrario, pocos) y reciben solo una fracción de la remuneración que Rappi anuncia.
Como si esto fuera poco, los rappitenderos denuncian que no gozan de los beneficios de otros trabajadores. Por ejemplo, no cuentan con seguridad social, prima, vacaciones, etc.
Finalmente, la protesta fue dispersada por el ESMAD. Sin embargo, la molestia continúa y no parece que este vaya a ser un caso aislado.
No es un problema nuevo
Esta no es la primera vez que los rappitenderos protestan exigiendo mejores condiciones. Un caso similar ocurrió hace casi un año, cuando reclamaron problemas con los pagos que recibían.
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Lo de Rappi parece ser una bola de nieve que seguirá acumulando la inconformidad de sus trabajadores. Muchas de las personas que trabajan como domiciliarios son ciudadanos venezolanos que emigraron de su país buscando un medio para subsistir. Siendo así, Rappi se ha convertido en la opción más probable de empleo a la que recurren. A pesar de esto, consideran que están viviendo una notoria explotación laboral a causa de su condición de extranjeros.
Ante el episodio, Rappi publicó un comunicado oficial rechazando la protesta. Si bien la empresa expresó que estaba abierta al diálogo, aclaró que este tendría lugar «una vez cesen las vías de hecho». Esto fue lo que dijo: