Entre lo poco sabemos, podemos afirmar que un agujero negro es un lugar del espacio con un campo gravitatorio tan fuerte que ni siquiera la luz puede escapar de su influencia. Si bien hemos tratado de estudiarlos por años, gran parte de su existencia sigue generando muchas incógnitas a la ciencia. De hecho, todavía sigue dándonos sorpresas.
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Así fue con el estudio deV404 Cygnii, un particular agujero negro ubicado a 8.000 años luz de nosotros. La razón es que recientemente los científicos han observado un comportamiento muy extraño de este objeto.
Para entender esto, hay que tener en cuenta que dada su naturaleza, los agujeros negros pueden absorber material de objetos cercanos. Así, si tiene una estrella cercana, este empezará a aspirar todo su material. Sin embargo, este no llega directamente a su interior sino que se acumula de forma concéntrica alrededor de él. A esto se le llama disco de acrecimiento.
Desde hace años se ha dicho que al absorber el material, los agujeros negros expulsan chorros de plasma a gran velocidad. Esto tiene una particularidad, pues se creía que el plasma únicamente podía ser expulsado de forma perpendicular al agujero negro.
Pero al parecer esto no sucede con V404 Cygni. Una investigación reciente publicada en Nature señala que el agujero negro expulsa chorros en muchas direcciones. No solo hace esto, sino que sorprendentemente cambia la dirección en cuestión de pocas horas.
¿Por qué ocurre esto?
Según los investigadores, este comportamiento se debería al disco de acrecimiento. Tal y como exponen, este tiene 10 millones de kilómetros de ancho. Sin embargo, en unos pocos miles de kilómetros del interior el material se habría hinchado y tambaleado. Uno de los autores del documento, Miller Jones, explicó la consecuencia de esto:
La parte interior del disco de acrecimiento estaba procesando y efectivamente tirando de los chorros alrededor de él (…) Se puede pensar en ello como cuando un trompo cuando disminuye la velocidad; solo en este caso, el tambaleo es causado por la teoría de la relatividad general de Einstein».
Descubrir esto fue especialmente difícil para los telescopios. Normalmente estos generan imágenes durante varias horas, pero dado el movimiento del plasma, estas terminaban borrosas. Para ello tuvieron que ser procesadas 103 imágenes de solo 70 segundos de exposición.