Han pasado casi diez años desde que Good-Feel nos sorprendiera con algo diferente: un Kirby hecho de lana, en un mundo muy pastel y textil. Epic Yarn fue la primera piedra de lo que serían varios éxitos de la compañía japonesa con Nintendo, con Yoshi’s Woolly World como el sucesor espiritual de la aventura de Kirby para la Wii.
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Después del éxito, Good-Feel se planteó repetir la fórmula. Tomando los mismos ingredientes de las entregas anteriores -jugabilidad sencilla y un arte extraordinario- exploraron el mismo universo creado para Yoshi, pero con cartón, tijeras y pegamento.
Yoshi’s Crafted World llega en un momento donde todo es DIY (hágalo-usted-mismo) para Nintendo, con Labo incluyendo lentes 3D y mucho cartón para jugar: un fiel reflejo de una parte entretenida de la cultura japonesa.
Quiero más washi tape
La aventura do-it-yourself de Yoshi es, para bien o para mal, muy parecida a las anteriores. Lo que en Woolly World era tejido, hoy está hecho de diversos elementos: cajas de cereales, latas de comida, cajas de cartón corrugado, papeles lustre y mucha cinta adhesiva decorativa.
El mundo creado por Good-Feel es precioso y está lleno de color, brillo y detalles, similar a esa sensación que tanto nos encanta de títulos como Katamari Damacy. Detrás del papel de regalo y del cartón hay mucho de abarrotes y basura reciclada, lo que seguro le sacará una sonrisa a los que siguen de cerca la cultura.
Este nivel de atención al detalle se nota en la variedad de escenarios, que pasan de piratas, volcanes y cavernas a mundos en las nubes y la jungla. Muchos de los gimmicks del juego evocan a las máquinas de Rube Goldberg: sistemas complicados y muy bien pensados para hacer tareas simples, basándose en artilugios, botones y otros.
Nada ha cambiado mucho
La jugabilidad se puede resumir de manera muy sencilla: si jugaste Woolly World, estás listo para Crafted World.
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Yendo un poco más a fondo, podemos encontrar muchos positivos. El desarrollo en Unreal Engine y el 2D-3D del juego están muy bien logrados y sacan a relucir todo el arsenal: desenfoque en tres dimensiones, parallax y movimientos de cámara muy inteligentes.
De hecho, un punto interesante del juego es cómo toma páginas de otros títulos de Nintendo -Donkey Kong Tropical Freeze, estoy mirando en tu dirección- para trabajar esta perspectiva tipo ‘diorama’ que juegos como Octopath Traveler pusieron sobre la mesa.
Sin embargo, todo esta carga tiene una consecuencia bastante real: el juego tiene un recorte importante al rendimiento, con animaciones y bajas a la performance que lo hacen sentir lento y pesado, lo que repercute en la jugabilidad.
Gotta go slow
Volviendo a ella, y para darle más cuerda al primer punto, hay que considerar que el Yoshi que conocimos en el Mundo Lanoso no ha cambiado demasiado. Si recordamos Yoshi’s Island en la Super Nintendo -que es la principal inspiración detrás de las mecánicas del juego- recordarán a un dinosaurio rápido, el que está mucho más pausado en las entregas de Good-Feel.
Desde Woolly World dicha decisión se ha criticado: los jugadores más ‘veteranos’ de las aventuras de Mario y su pandilla sienten que Yoshi no corre, idea que se ve reforzada por los problemas de optimización.
Sin embargo, y basados en la entretención que el juego te puede entregar, yo opino lo contrario: es una decisión de diseño que no está pensada para nosotros, sino que para las generaciones que nos preceden. Al mismo tiempo, hacer que Yoshi sea menos ágil te obliga a detenerte y pensar, lo que contribuye a que nos fijemos en lo bello del diseño de escenarios y en la creciente dificultad de los puzzles.
Eso no quita que el juego sea sencillo para muchos y que también sea posible jugarlo a mucha velocidad, pero no es lo mismo: Yoshi’s Crafted World quiere desmarcarse absolutamente de la moda del Super Mario Bros. U, donde el objetivo es correr casi sin detenerse.
La diferencia puede ser frustrante en ocasiones, pero nada que no se pueda salvar. Al final, la dificultad no está en llegar al final, sino que en recolectar todo, algo de lo que Yoshi’s Island puede sentirse orgulloso de inventar en la franquicia.
En conclusión…
Yoshi’s Crafted World es un buen regreso a un juego de plataformas diferente pero con mecánicas familiares, un diseño único y momentos que se sienten especiales.
Quizá algunos estamos muy viejos para disfrutarlo hasta el final, pero es muy probable que nuestros hijos o nietos lo recuerden como “el juego ingenioso y bien diseñado” de su infancia: precisamente lo que Yoshi’s Island logró en nosotros hace más de veinte años.
Soy fiel creyente que la mayoría de los yerros que tiene son totalmente opacados por el diseño y el ritmo del juego, que te atrapa considerablemente. El resto, es papel picado.