Las arañas producen a diario un material fascinante. Se sabe que la seda que sale de sus cuerpos y que emplean para cazar es considerablemente fina, pero al mismo tiempo resistente. De hecho, es reconocida por ser capaz de soportar cargas mucho mayores a su propia masa. Pero al parecer esto no es todo lo que tiene para ofrecer, pues la ciencia acaba de revelar nuevas características sobre las telarañas que las harían útiles para la construcción de partes robóticas.
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Un grupo de científicos del MIT fueron los responsables de hacer esta revelación. En un documento publicado en Science Advances, describen cómo encontraron una increíble y nueva propiedad de las telarañas. Curiosamente se trata de una característica que se hace notar en presencia de humedad.
Según describe el grupo, todo lo que querían era comprobar qué pasaba con las telarañas cuando eran humedecidas. De esta forma pudieron evidenciar una característica ya conocida y llamada «supercontracción». Esta causa que el tejido se encoja cuando se moja con el rocío y pueda seguir tensado todo el tiempo. Así, la estructura puede protegerse del daño y seguir alertando a su constructora de la presencia de alguna presa a través de las vibraciones.
No obstante, también se comprobó otra propiedad completamente nueva. Para hacerlo, colgaron la seda como un péndulo para ver qué ocurría cuando se exponía al agua. Increíblemente esta empezó a girar sobre sí misma, demostrando altos niveles de torsión.
Esto sorprendió a todo el equipo, pues no se esperaban un resultado así. Quisieron comparar este efecto con el del cabello humano para ver si se replicaba, pero no sucedió.
Una propiedad muy útil
Los científicos no tardaron en hacer comentarios sobre cómo se podría aprovechar el material de las telarañas en un futuro. Inclusive anotaron que este conocimiento podría tener lugar dentro de la robótico, como señaló el investigador Dabiao Liu:
Esto podría ser muy interesante para la comunidad robótica . Es muy preciso en cómo puedes controlar estos movimientos al controlar la humedad».
Además, explicaron cómo funcionaba el efecto de torsión. Según explicaron, las telarañas son fibras proteicas compuestas de dos principales fibras: MaSp1 and MaSp2. Dentro de este último se encuentra un aminoácido llamado prolina, que es el responsable de causar el efecto de torsión. Eso sí, esto solo puede rotar en una dirección y se activa cuando hay un 70% de humedad en el aire.
Por otro lado, la científica Anna Tarakanova también hizo sus previsiones sobre la utilidad en el desarrollo de nuevos materiales:
«La propensión única de la seda a someterse a supercontracción y exhibir un comportamiento de torsión en respuesta a desencadenantes externos como la humedad se puede explotar para diseñar materiales sensibles a base de seda que pueden ajustarse con precisión en la nanoescala. Las aplicaciones potenciales son diversas: desde robots y sensores blandos impulsados por la humedad, hasta textiles inteligentes y generadores de energía verde«.