Todo comenzó hace unos años en Japón, en 2016 donde Keisuko Aiso, de 43 años, creó una escultura con el nombre de Madre Pájaro.
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Posteriormente esa figura se le popularizó como Momo en internet, donde se usó para muchos fines malévolos y cadenas de WhatsApp, donde al final todo se pudrió.
Hasta se usó para «fines suicidas» y el tema salió de Latinoamérica para ser un fenómeno mundial, donde se popularizó por todas las malas razones posibles.
Su creador (en portada junto a un fanático) aclaró que la escultura se pudrió y que ya fue desechada, junto con eso le manda un mensaje a los niños diciendo que «la maldición se acabó».
En un principio al escultor le había gustado la atención que estaba recibiendo su trabajo, pero el último tiempo el peso de la culpa (a pesar de que no hizo nada malo) lo estaba carcomiendo (The Sun).
En fin, amigos, Momo ha muerto, pero internet y sus riesgos no. Siempre tengan ojo con lo que los chicos están consumiendo y sepan educar a sus cercanos en el uso responsable de las redes. Algo que pareciera haber empezado como una broma terminó tomando ribetes bastante macabros y con el tiempo se salió de las manos. De seguro existirá un próximo «Momo», pero es tarea de todos nosotros saber cómo enfrentarlo.