Aclaremos: Travis Strikes Again no es No More Heroes 3. De hecho, no es el No More Heroes que muchos están esperando, desde que Goichi Suda -conocido como «Suda 51»– comenzara sus aventuras en otros terrenos del mundo de los videojuegos, como Killer Is Dead, Lollipop Chainsaw y el criticado Let It Die.
Sin embargo, no por ello es menos que sus antepasados. Años han pasado desde las aventuras de Travis Touchdown y su Grand-Theft-Auto-pero-con-cell-shading que causó sensación en la Nintendo Wii y que cautivó a Occidente con su anarquía, violencia desatada, guión y jugabilidad. De hecho, el primer NMH es un testamento a la diferencia: en un mundo lleno de Marios, Links y Donkey Kongs, también podía existir un Travis y su humor altamente irreverente.
Un par de años más tarde, Suda 51 repetiría la fórmula con relativo éxito, para después dejar el universo de los asesinos en manos de otros -Killer Is Dead sólo está escrito por Goichi Suda- para involucrarse en otros proyectos. Travis Strikes Again, el título que planea devolvernos a esos tiempos de motocicleta y espadas láser, se siente como un retorno necesario y probablemente es la prueba final que Suda 51 necesita para continuar la franquicia como corresponde.
Lo que nosotros no sabíamos, al menos al comenzar el juego, que este retorno sería una experiencia totalmente diferente a las anteriores.
Rompiendo la cuarta pared, al cuadrado
¿Se acuerdan del chiste de Deadpool donde referencia a romper la cuarta pared dentro de la cuarta pared? Travis Strikes Again nos pone en esa misma perspectiva: el asesino está jugando la Death Drive Mk. II -no confundir con la Death Drive 128 de Let It Die– y es nuestra labor controlarlo dentro de la pequeña biblioteca de juegos de dicha consola.
Este paradigma de videojuego-dentro-del-juego está mucho mejor tratado que en otros juegos de Suda 51, dicho sea de paso. El autor pone de manifiesto que somos nosotros -los que tenemos el control de Switch en las manos- los que vamos a pasarla de maravilla, en un popurrí de juegos de acción, aventura, plataformas, puzzles, misterios… todo adaptado al clásico hack n’ slash que hizo tan famoso a Travis Touchdown.
La diferencia entre el No More Heroes de antaño y Travis Strikes Back en términos de mecánicas es bastante grande. Los juegos de Travis -y en general podemos hacer extensivo esto a casi toda la biblioteca de Suda 51- tienen un combate algo tozco y siempre basado en gimmicks, como los controles de movimiento de la Wii. Sin embargo, la última entrega se luce con controles altamente basados en habilidad, además de una multitud de skills que podemos agregar al personaje para hacerlo más complejo, adaptándolo a nuestro propio estilo de juego.
Eso no quita que sufra de un eterno problema de los juegos de acción/aventura: la repetición de enemigos lo hace algo monótono tras varias horas de juego. Incluso teniendo en cuenta que detrás de esta mecánica están los juegos de cada consola, los que le otorgan frescura a la entrega. Por ejemplo, Electric Thunder Tiger II es un juego de acción pura y funciona como nuestra introducción a todas las mecánicas; Let It Destroy es un juego de puzzles top-down; y Coffee & Doughnuts una mezcla bizarra entre la mansión de Resident Evil y un juego de plataformas 3D con los ambientes del NieR: Automata.
Todos los Death Balls, es decir los juegos de la Death Drive, están en cuatro tercios (4:3) e incluyen una GUI útil a los costados, donde está disponible tu salud, tus habilidades y el contador de tu ataque especial, además del medidor de electricidad de la Blood Berry, la vieja y confiable beam katana de Travis. Para los más viejos en la franquicia, el sable se sigue recargando de la misma forma -moviendo el control de una manera sugerente- al igual que el guardado, que sigue siendo la sórdida imagen de Travis visitando el WC.
Cada juego de la Death Drive Mk. II -y son seis- toma entre dos y tres horas en ser completado: tres en promedio si juegas a solas, y dos si estás en co-op. El cooperativo es bastante entretenido, y ayuda un montón tener un compañero a la hora de aniquilar bugs, los «enemigos» en esta serie de juegos.
¿Me explican la historia de nuevo, por favor?
Está claro que Travis Strikes Again no es un juego simple de explicar. Para variar, Travis está de vago en su remolque gigante, cuando es sorprendido por Badman -el padre de Bad Girl, asesinada por Travis en el primer No More Heroes- buscando venganza por la muerte de su hija. Nuestro personaje está jugando a la Death Drive Mk. II cuando lo inesperado ocurre: ambos son absorbidos por el bizarro aparato y deben aliarse para destruir los bugs de cada juego.
Sin embargo, Travis no cuenta con todas las Death Balls, por lo que debe usar su motocicleta para ir a buscarlas, en una novela visual en blanco y negro muy tediosa llamada Travis Strikes Again. Es decir, el nombre del juego. En conclusión, este No More Heroes es un otome disfrazado de juego de acción. La receta no podía sino ser obra de Suda 51, ¿Qué duda cabe?
Sin querer divulgar tanto spoiler, podemos decir que la receta funciona: detrás de la Death Drive hay una conspiración que involucra al gobierno, a los esfuerzos por conquistar otros planetas, y… mucha comida. Suda sigue obsesionado con la industria alimenticia por lo que las menciones a masas dulces, ramen y cerveza están a la orden del día.
Si a eso le sumamos los «accesorios» para alargar la vida útil del juego -como buscar a Jeane, la gata de Travis, en los distintos juegos- tenemos una experiencia que si bien está lejos del mundo abierto de las primeras entregas, sabe entretener en medio de lo confuso que pueda sonar. De todas maneras, a Travis no hay que entenderlo, hay que quererlo.
Suda 51 sabe que sus juegos no son para todos, y no va a dejar de lado su esencia punk en términos de mecánicas y guión, aunque Nintendo ni Unreal -cuya participación en el juego es tan increíble como jocosa- se lo pidan.
«Una sensibilidad anárquica y post-punk»
No nos cabe la menor duda que Travis Strikes Again no va a pasar desapercibido. Diablos, puede que incluso vuelvan los cosplays de Travis Touchdown a nuestras convenciones locales, sobre todo con el éxito masivo y mundial de la Nintendo Switch, consola en que es exclusivo.
Sin embargo, preocupa que quizá haya pasado demasiado tiempo para devolverle a Travis su sitial de honor como antihéroe violento y excéntrico. Por otra parte, Goichi Suda siempre estuvo al debe con su promesa de traer al asesino a la próxima generación de consolas de Nintendo, por lo que el éxito de ésta entrega bien podría determinar la suerte de Touchdown y su pandilla en el mundo de los videojuegos.
Por nuestra parte, creemos que este No More Heroes apócrifo tiene las herramientas para entretener, y ser como ese amigo de la familia que siempre invitamos a las reuniones familiares aunque realmente no esté emparentado con ninguno de nosotros. La acción y las mecánicas están a la altura, la historia es un caos muy chistoso y las sorpresas -para bien- están a la orden del día.
En el fondo, nada describe mejor la personalidad profunda de Suda que sus propios juegos, y éste no es la excepción.