Ciencia

Científicos crearon una prótesis que logra imitar la sensación que produce mover una extremidad real

Científicos del MIT desarrollaron una prótesis capaz de enviar retroalimentación al cerebro sobre datos como la posición y movimiento de la extremidad.

La mayoría de nosotros, si cerramos los ojos y tratamos de aplaudir, lo podremos hacer sin ningún problema. Además, sabremos con qué fuerza, velocidad y en qué posición estaban nuestras manos al momento de chocar. A esto se le llama propiocepción, y es lo que hace que tengamos un control tan preciso sobre los movimientos del cuerpo. Esto es algo que la ciencia no había podido replicar en las prótesis de extremidades, hasta hace poco.

Desde que existen, generar una sensación de miembro real en una prótesis había sido desafiante. Por más que se desarrollaran métodos para que los usuarios lograran mover a voluntad una extremidad reemplazada, todavía existía el problema de no poder percibir con exactitud las acciones de la estructura artificial. En otras palabras, las personas seguían sintiendo que una prótesis era un elemento extraño atado a su cuerpo.

Hace poco científicos del MIT lograron crear un dispositivo que generara este efecto. Lo que hicieron fue generar una Interfaz Mioneural Agonista-Antagonista. Explicado de manera sencilla, los músculos de las extremidades suelen trabajar en pares para generar movimiento. Así, mientras un músculo se contrae, el otro se relaja. Esto sucede por ejemplo con los bíceps y tríceps en el brazo al levantar un objeto.

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Normalmente cuando una persona sufre una amputación, los médicos unen los músculos restantes al hueso. Esto evita su movimiento y que interactúen en pares. Lo que hicieron los científicos fue unir estos músculos a la «articulación» de la prótesis para que fueran estos los que interactuaran con el dispositivo. Así sucedió con un paciente que tenía una amputación por debajo de la rodilla.

El resultado fue que el cerebro detectó las señales nerviosas de los músculos. Con este efecto, el paciente lograba sentir los movimientos de la prótesis con naturalidad. El director del proyecto, Hugh Herr, resumió este logro:

¿Parte de su cuerpo?

El cambio fue muy notorio para el paciente. Pruebas realizadas reportaron que ahora esta persona era capaz de realizar movimientos más precisos con su prótesis. Por ejemplo, a la hora de pedalear, sabía exactamente qué fuerza debía aplicar para realizar esta acción.

A diferencia de otras personas, el paciente logró identificar la nueva extremidad como una parte más de su cuerpo. Otro de los autores, Tyler Clites, resalta el éxito de la novedad en el cuerpo del paciente:

¿Llegaremos al punto de que una extremidad artificial logre recrear completamente la sensación de una natural? Parece que sí, cada día la ciencia nos da más pruebas de ello.

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