Curiosidades

Un troll le generó una factura de teléfono de 2.700 dólares a una organización ambientalista gracias a una cigüeña

Una organización ecologista polaca rastreaba por GPS la posición de una cigüeña hasta que perdió la señal y días después recibió la horrorosa factura.

Getty

Grupa EkoLogiczna es una caridad ecologista de origen polaco. Entre sus actividades diarias está la de estudiar y llevar cuentas de las especies animales ubicadas en áreas naturales. Su principal interés son las cigüeñas, pero parece que esta especial atención les ha salido demasiado cara. Particularmente una cigüeña les ha provocado un gasto muy alto de 2.700 dólares.

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En abril de 2017 la organización bautizó a una cigüeña blanca con el nombre de Kajtek. Decidieron instalarle un rastreador GPS para llevar registro de su desplazamiento. Lo que querían era estudiar los hábitos migratorios del ave durante el invierno.

En invierno todo iba de acuerdo al plan: lograron hacer seguimiento de Kajtek hasta África. Planeaban hacer lo mismo a su regreso a Europa pero inexplicablemente perdieron la señal. Pensaron que el GPS se había descompuesto, pero lo cierto es un mes después los esperaba una sorpresa poco grata.

Un troll le generó una factura de teléfono de 2700 dólares a una organización ambientalista gracias a una cigüeña (Thomas Lohnes/Getty Images)

«It’s Free!»

La última vez que la organización ecologista tuvo registro de la cigüeña, esta había atravesado 6.000 kilómetros y se encontraba en el Valle del Nilo Azul, en la zona oriental de Sudán. Se suponía que desde el 1 de febrero había comenzado su viaje al norte y se había detenido en ese punto por solo un tiempo.

No obstante, permaneció allí mucho más tiempo del esperado. No solo eso, sino que el 26 de abril describió una ruta de unos 25 kilómetros en círculos hasta que la señal murió. Los miembros de Grupa EkoLogiczna se sorprendieron en ese momento, pero no tanto como cuando el 7 de junio les llegó una factura telefónica por 10.000 złoty (2.700 dólares).

Al parecer lo que sucedió es que alguien tomó la sim-card que estaba adherida al rastreador GPS. Esta persona se aprovechó del hallazgo y realizó un total de llamadas que superó las 20 horas de duración.

Seguramente el individuo se encontró al ave muerta en condiciones naturales y se fijó en su rastreador. Habrá dicho: «¿por qué no?» y se acordó de llamar a toda su familia en esa época del año.

Claramente a los ecologistas no les hizo ninguna gracia, pues no les queda de otra que pagar la factura y presentar una queja.

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