El pasado 2 de julio se cumplieron 10 años de la famosa «Operación Jaque», la estratagema militar más aclamada del ejército colombiano en su historia reciente. En ella, fueron liberados varios secuestrados que llevaban unos buenos años en el poder de las Fuerzas Armas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Lo destacado de la operación es que fue llevada a cabo a punta de engaños. Ese día no se disparó una sola bala y tampoco estaba previsto hacerlo. No obstante, en caso de ser fallida, los militares que participaron se jugaban su libertad o su vida.
Así fue como se gestó esta hazaña del ejército colombiano:
Antecedentes
Íngrid Betancourt, quien era candidata presidencial en ese entonces, fue secuestrada en el 2002 por las FARC. La guerrilla consideró a Betancourt y otros rehenes como piezas claves para establecer negociación con el gobierno. Su principal fin era hacer un «canje de prisioneros» a cambio de combatientes detenidos en cárceles colombianas.
Se supo en el año 2007 que Jhon Frank Pinchao, un subteniente de la policía que estaba en cautiverio, había logrado fugarse de un campamento de la guerrilla. Cuando volvió a la libertad, declaró que había estado con Betancourt, Clara Rojas y tres contratistas estadounidenses.
Su testimonio dejó información primordial como la ubicación aproximada del campamento guerrillero. Este se encontraba en un punto de la selva del Guaviare en la región Amazónica, en las cercanías del río Inírida. A partir de esto, soldados del ejército decidieron idear un plan muy arriesgado que pondría en peligro sus vidas. Todo por tratar de rescatar al grupo de rehenes que se había demostrado que seguían con vida.
Planeación
El comandante del ejército, Freddy Padilla; el ministro de defensa, Juan Manuel Santos; y el entonces presidente, Álvaro Uribe dieron su consentimiento para realizar la llamada «Operación Jaque». Se decidió entonces utilizar de coartada una supuesta misión humanitaria que transportaría a los secuestrados a un nuevo campamento guerrillero.
Se modificaron dos helicópteros Mil Mi-17 al pintarlos de rojo y blanco. Le diseñaron a la ONG un logo, le crearon una página web e inclusive una oficina. Nueve hombres del ejército se harían pasar como miembros de la misión humanitaria, entre los que se incluía un periodista y un camarógrafo.
Estas personas se prepararon arduamente con clases de teatro y ensayos de la Operación Jaque en la base militar de Tolemaida. Tendrían que ir completamente desarmados a hablar con los guerrilleros, por lo que su actuación debía ser perfecta.
La intervención en las comunicaciones
El ejército logró infiltrarse en las comunicaciones del bloque oriental de las FARC. Desde seis meses antes de la operación, los militares aprendieron cómo era el lenguaje que utilizaba la guerrilla. Sabían de la mano de quien custodiaba a los secuestrados, alias ‘César’ y su comandante directo alias ‘Mono Jojoy’, que se referían a los rehenes como «la carga». Así aprendieron a hablar como los guerrilleros.
Haciéndose pasar por el ‘Mono Jojoy’, los militares convencieron a ‘César’ de que era necesario «transportar la carga» al campamento del comandante alias ‘Alfonso Cano’. La razón era un supuesto intercambio humanitario que se iba a realizar a cambio de combatientes de las FARC en cautiverio.
Ya que no había comunicación continua con los cabecillas, se hizo provecho de esta ventaja. Desde un mes antes se programó el traslado de los secuestrados al supuesto campamento. Todo este tiempo suplantaron al jefe guerrillero y evitaron la comunicación del real. El presidente ayudó anunciando públicamente la solicitud del intercambio humanitario.
Varias radioperadoras también intervinieron para mantener el engaño en el bloque guerrillero. El ejército terminó dándole órdenes a la guerrilla sin que esta supiera en absoluto de la farsa. Convencieron a ‘César’ de llevar solo un par de pistolas y a otro guerrillero acompañante. Para no levantar sospechas, les ordenaron que «amarraran la carga».
El desarrollo de la operación
Llegó el día indicado y la «Misión Humanitaria» aterrizó en plena selva amazónica. Alias ‘César’ se encargó de recibirlos con una sonrisa, pues creía que sería felicitado por coordinar el transporte de los secuestrados. Inclusive, invitó amablemente a los militares a tomarse un sancocho con ellos.
Se negaron excusándose de que solo tenían el combustible suficiente y debían partir. César aceptó una sola pregunta del supuesto periodista, mientras este grababa a los secuestrados. Se creía que había cerca de 300 guerrilleros en la zona, preparados para actuar en cualquier momento.
Los secuestrados mostraron resistencia en un principio. Íngrid Betancourt no quería subir al helicóptero porque creía que «era solo un show mediático más de las FARC». Mientras tanto, los contratistas estadounidenses Keith Stansell, Marc Gonsalves y Thomas Howes sospechaban del supuesto australiano que estaba en el grupo debido a su acento al hablar inglés. Él solo les dijo «confíen en nosotros».
Finalmente todos se subieron al helicóptero.
Liberación
Dentro del helicóptero, mientras distraían a alias ‘César’ y alias ‘Gafas’ con una entrevista, los guerrilleros fueron noqueados y controlados rápidamente. Después de la confusión, se le dijo a los secuestrados que habían sido rescatados por el ejército. Algunos llevaban ya 10 años en cautiverio.
La Operación Jaque terminó liberando a Íngrid Betancourt, a los tres contratistas estadounidenses y a 11 miembros de la fuerza pública. El hecho fue toda una hazaña y dejó humillada a la guerrilla: sin una sola gota de sangre, les habían engañado y burlado en la cara. Se cree que esto influyó en su decadencia y posterior adecuación al proceso de paz, hoy vigente.
Sin duda, sin la intervención en las comunicaciones esto no hubiera podido ser realidad. Por medio del ingenio se mantuvo el control de una situación que tenía muchas probabilidades de fallar. Aún así funcionó y todavía se habla de ella en Colombia.
Estas son algunas imágenes que tomó el «periodista».