Soy de esas personas que ha visto todas las cintas de Jurassic Park en el cine apenas se estrenan. Entiendo, por ejemplo, que desde The Lost World en adelante, la sorpresa inicial se perdió pero qué importaba: la franquicia de Jurassic Park se trataba de aventuras en islas perdidas donde los dinosaurios eran los protagonistas y antagonistas a la vez.
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Esas aventuras siempre fueron medio cliché, más allá de que los personajes en general estuvieron siempre bien armados y tuvieron algo de carisma (algunos más, algunos menos). Y lo bueno de Jurassic World (2015) es que no destruyó el formato histórico con sus nuevos protagonistas, más allá de lo que uno pueda pensar del Indominus Rex.
Jurassic World: Fallen Kingdom sigue el camino renovado de la anterior película, pero apegándose todavía más a la fórmula de situaciones que hace rato son un clásico. Un grupo de gente que vuelve a Isla Nublar después de una experiencia traumática porque otra vez surge un problema que solo ellos pueden resolver no es exactamente novedoso. Las intenciones poco éticas de una compañía que quiere aprovechar de cualquier forma posible a los nuevos dinosaurios, tampoco. Apariciones menores pero importantes de personajes de las películas originales, ¿qué clase de The Lost World es esta?
Y sí, ahora hay otra especie de dinosaurio creada por el hombre. El Indominus Rex iba a ser solo el comienzo.
Quizás lo más «cuestionable» de la nueva Jurassic World es que algunas de estas situaciones se exponen casi sin contexto o esfuerzo por explicar, por ejemplo, cómo Claire Dearing llega a dirigir una organización dedicada a salvar dinosaurios después de dirigir un parque donde los dinosaurios no eran más que un activo, una pieza del inventario. Tampoco se le da mayor trasfondo al personaje de Ken Wheatley, cuya segunda intención aparece de la nada aún cuando se veía venir a leguas.
Es posible que lo mencionado arriba se haya filmado o se haya escrito, pero que haya quedado fuera del corte final. En ese sentido, el director J.A. Bayona le pide al espectador que llene los espacios vacíos tal como el ADN de rana llenaba los espacios en el código genético para revivir a los dinosaurios.
Para el espectador clásico de Jurassic Park esto no va a ser problema. Se trata, indudablemente, de inconsistencias que terminan no importando demasiado en el marco general. Aunque claro, quien vea una película de la franquicia por primera vez seguramente se hará algunas preguntas al respecto, pero ¿qué más da? La cinta tiene ritmo y va mezclando bien sus escenas de diálogos, de acción más explosiva -la premisa de la película es un volcán en erupción en plena Isla Nublar que amenaza con extinguir a los dinosaurios de nuevo-, de suspenso y de escapes imposibles de último segundo.
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Y al final, es eso y no otra cosa lo que el espectador fanático de los dinosaurios y de Jurassic Park/World espera. Por ende, es de agradecer que el guión toque, aún al estilo ligero del mejor cine de palomitas, cierto tópicos éticos que hablan de los límites de la ciencia y lo que los humanos hacen con el poder que tienen en sus manos (discurso de Ian Malcolm de por medio). Esto además da espacio para un pequeño giro en la trama que, honestamente, no vi venir aún cuando estuve por bastante rato pensando en la historia de Maisie, la nueva protagonista infantil y nieta del socio de John Hammond, co-creador del parque original. Los niños, en Jurassic Park, son siempre clave.
El cierre de Jurassic World: Fallen Kingdom da la impresión de que está película no será solo la segunda de una trilogía, sino el puntapié inicial para futuras historias de la franquicia. Quizás ese cierre es demasiado abierto para lo que han sido las películas anteriores y el «continuará» está escrito con letras gigantes e invisibles. Pero al menos, la historia de esta película se termina de forma aceptable más allá de un par de temas que quedan en el aire. Y esos temas, me atrevo a decir, serán parte central -o al menos importante- del futuro de Jurassic World.
Quien vaya a ver Jurassic World: Fallen Kingdom por ser «más de Jurassic Park» no va a salir decepcionado, para nada. La cinta cumple con las expectativas de todos los que hemos apreciado la franquicia desde siempre, sin importar que tanto juguetee con clichés o con su naturaleza formulaica. Los dinosaurios llenan la pantalla, persiguen humanos, despedazan a los malos y hasta son capaces de mostrar empatía con los buenos en escenas casi dramáticas que al principio parece que sobran pero que terminan siendo super efectivas.
Vengo disfrutando estas películas desde que tengo 10 años y ahora, veinticinco más tarde, todavía no me decepcionan. Ni siquiera la tercera.