Nada como una buena pelea a mitad de semana por motivos que no lo valen. Pokémon Go nos ha entregado varias joyas y curiosidades, porque nuestra sociedad básicamente se destruye por sí sola.
Así sucedió esto, según cuentan en STLToday:
Un hombre de 71 años paseaba con su hijo de 31 jugando Pokémon Go, pero seriamente, competitivos, ya verán.
Llegaron a un «gimnasio» para hacerse con él gracias a sus bestias de bolsillo, pero desde un auto otro «entrenador» se hizo con el lugar ficticio dentro del juego.
Ellos, enojados, salieron persiguiendo a este otro jugador y le tiraron una botella de Gatorade a su auto.
El afectado se bajó para pelear, pero nuestros protagonistas lo agarraron entre ambos y le dieron una senda golpiza, resultando con cortes en la cara, una herida grave en uno de sus ojos y un dedo fracturado.
Para la mala suerte de estos «entrenadores» un transeúnte grabó todo y se lo dio a la policía, que los arrestó.
Ahora pasarán, al menos por un tiempo, capturando pokemones detrás de las barras.