Luego de anunciarlo a finales del año pasado, finalmente salió a la venta Oculus Go, el visor de realidad virtual tipo standalone de Oculus.
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Que sea standalone significa que es un aparato independiente que no requiere ni de un teléfono (como el Samsung VR) o de un computador (como el Oculus Rift original o el HTC Vive). Oculus Go corre por si solo gracias a su procesador Snapdragon 821 y 3 GB de memoria RAM, suficientes para dar una experiencia de realidad virtual más que aceptable.
El visor se lanza en dos versiones de 32 y 64 GB de almacenamiento interno. Además, existe una aplicación de Oculus para el teléfono a la cual se conecta el aparato y desde ahí, se abre el acceso para diferentes tipos de contenido, desde películas hasta juegos en general.
¿Y el precio? La versión de 32 GB cuesta USD $199, mientras que la de 64 GB cuesta USD $250. En el sitio de Oculus Go se puede adquirir a lo largo de 23 países, ninguno de Latinoamérica. El paquete incluye, además del visor, un adaptador de corriente, el separador para gafas por si alguien necesita y el control propio de Oculus.
Oculus Go es una versión más barata de la realidad virtual y, con sus limitaciones y todo, parece la forma correcta de acceder a ella sin pagar precios exagerados ya sea por los mismos casos (Rift o HTC Vive) o por el hardware necesario para procesar el contenido, ya sea un computador o un teléfono de gama alta.
Quien sabe y la realidad virtual todavía está a tiempo de dar ese salto de popularidad que muchos creyeron que daría.