¿Recuerdan el caso del FBI y el iPhone de San Bernardino? Las investigaciones sentaron un incómodo antecedente, donde se buscó aprovechar la circunstancia de ese smartphone bloqueado.
Para intentar obligar a Apple a que instalara backdoors de fábrica; para poder acceder a la información de cualquier terminal cuando las autoridades considerasen que era necesario.
Al final el asunto jamás caminó. Pero desde entonces el FBI se ha mantenido firme en su postura. Afirmando que tenía muchos casos sin resolver, ya que había miles de smartphones que no podía desbloquear para avanzar en sus investigaciones.
Christopher Wray, Director del FBI afirmó en 2017 que tenían más de 7.775 dispositivos a los que no podían ingresar. Y por lo tanto que la instalación de un backdoor en todos los terminales era una opción que debería considerarse.
Pero ahora, una publicación del Washington Post revela que Wray habría mentido, inflando esa cifra. Lo curioso aquí es que su declaración podría haber sido producto de un descuido; y no algo con mala intención.
El FBI en la realidad tiene actualmente cerca de 1.200 dispositivos a los que no puede acceder. De hecho ni ellos tienen la certeza de la cifra exacta.
Ya que existirían diversas bases de datos donde se contabilizan estos terminales. Pero ninguna de ellas está completa, y en varios se repiten los mismos dispositivos.
De modo que la suma de todos los registros en dichas bases daban cerca de 7.800. Obviamente este descuido ha sido tomado con escepticismo por algunos especialistas.
En cualquier caso se mantiene el incómodo antecedente de que el FBI buscaría justificar la instalación de este tipo de herramientas intrusivas.