Deadpool 2 tenía una misión difícil. Extraordinariamente complicada. Ya no contaba con el favor del factor sorpresa y la expectativa en torno a esta película era algo desquiciado. El texto aquí compartido es una opinión personal sobre la experiencia que representó enfrentarse a esta cinta. Y tomarle cariño.
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La preproducción pasó por unos breves lapsos turbulentos al perder a su director original por diferencias creativas… Y basta con ver los primeros cinco minutos de la cinta para percatarse de cuál fue el factor de discordia que causó la ruptura.
El dilema de Deadpool 2
Básicamente todo el problema parece haberse reducido a la necesidad imperante de tomar un camino:
Tomarse en serio eso de ser la película de superhéroes más irreverente del planeta, para saturar todo con más violencia, más humor meta, más chistes crudos y más drama como contrapeso; o evolucionar el planteamiento de la primera parte hacia un arco más sólido pero igual de delirante.
Deadpool 2 optó por la primera vía. Y eso no es necesariamente malo. Aunque se intuye una fractura en la evolución de su trama. De modo que los primeros 30 minutos son un poco complicados; a pesar de las toneladas de chistes.
Donde las líneas que involucran a Cable y la X-Force funcionan muy bien, logrando grandes momentos. Pero todo lo demás que no se relaciona con ellos por momentos se siente un tanto saturado y forzado.
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Con el mero objetivo de plantear más escenarios humorísticos, despachar de inmediato posibilidades abiertas en la primera parte que no sirven para los nuevos planes, abrir una nueva posibilidad de franquicia y darle un sentido aún más absurdo al protagonista.
En ese estricto sentido Deadpool 2 funciona como una película de transición. Donde el humor dista de sentirse fresco, natural y fluido como en la primera parte. Pero sigue siendo muy efectivo y grato.
Así que la cinta resulta perfecta para lograr la que siempre ha sido su mayor aspiración: ser una pieza de entretenimiento ilógico, hilarante, e ideal para reírse por un par de horas; sin aspirar a mayor trascendencia que esa.
Una película para disfrutar y no pensar
Ryan Reynolds sigue espectacular en el papel del Mercenario Bocazas, los nuevos integrantes del reparto cumplen perfecto con su función y se roban muchas esecenas; en especial Domino. A la par que hay una cantidad brutal de cameos tan entretenidos como inesperados.
Pero si hubiese algo qué reprochar a esta película probablemente sería su libreto. Donde hay partes al principio y en su clímax dramático que se sienten inconexas, forzadas, redundantes, llenas de divagación y hasta improvisadas. Sin llegar a arruinar la experiencia completa.
Deadpool 2 es una secuela muy funcional. Tal vez no es mejor película que su antecesora en términos generales. Pero sí puede ser considerada como más divertida.
Y abre las puertas para infinitas locuras entre los personajes de Marvel con Fox.
