Conseguir descuentos al comprar cosas es algo que todos sin distinción siempre buscamos. Los famosos clubes de beneficios a los que uno se inscribe en general ayudan mucho a ahorrar, pero uno de los problemas es que muchas veces uno se olvida que esos descuentos existen.
Entonces, aparece Cáchate, una aplicación para móviles que lo que hace es juntar un montón de beneficios y descuentos en una sola vitrina. O en este caso, una pantalla como la del celular.
El funcionamiento de Cáchate es simple; se baja la aplicación, se crea una cuenta, se introduce el RUT y listo. En una interfaz muy sencilla, los beneficios y ofertas se clasifican por tipo de producto, lo que termina siendo muy útil en general.
Aún así, eso del RUT genera algunas preguntas de manera automática. ¿Cómo la aplicación puede acceder a esa información que en teoría solo tienen las empresas a las cuales uno está inscrito? Entre los asociados que mencionan en Cáchate están: Entel, KFC, Wendy’s o la ACHS, entre varios otros.
Ante esa duda, consultamos a Cáchate respecto al proceso de consulta que hacen para obtener información de los usuarios afiliados a empresas externas. Según Sebastián Reyes, gerente comercial de Cáchate, la aplicación nunca obtiene acceso a las bases de datos de otras empresas.
«Nosotros no entramos a esas bases de datos, solo tenemos un validador para saber si el RUT le pertenece al cliente», dice Sebastián. «Con datos de los usuarios registrados en la aplicación, le hago una consulta al servicio que ofrecen las empresas afiliadas para saber si a un RUT en particular le corresponde un beneficio o no».
Sebastián Reyes también asegura que Cáchate «nunca hace un traspaso de información, sino que solo la valida». Y que los datos de los usuarios (en este caso, el RUT) «se realiza con el consentimiento de los usuarios, todo dentro de un marco legal».
«Cultura de sobreexposición de los datos»
Si bien la forma en que Cáchate accede a la información no es ilegal, sí puede representar un problema por otro lado.
Pablo Violler, analista de políticas públicas de Derechos Digitales, cree que aquí hay una falla de base y tiene que ver con una cultura de la sobreexposición de datos personales. «Existe la noción en Chile de que un RUT no es un dato personal sensible, sino que es un dato público. Y en realidad, eso no necesariamente es así».
«Me da la impresión de que en este caso hay una infracción al principio de finalidad no por parte de Cáchate, sino por parte de las empresas que pusieron a disposición de Cáchate la información de las bases de datos», dice Viollier.
Esto, porque cuando un usuario cualquiera se une a un club de descuentos, lo hace con la finalidad de acceder a algún tipo de beneficio. «Pero que esa información se haga pública o se ponga a disposición de terceros va más allá de esa finalidad, porque existe la posibilidad de que eso sea algo distinto a lo que el usuario consiente».
En otras palabras, uno le entrega el RUT a la empresa para uso interno, no para que otros puedan hacer uso de él.
¿Y por qué esto se permite? Dice Pablo Viollier que esto parte por una de las principales fallas de la legislación chilena, en forma de una excepción basada en un concepto llamado fuente accesible al público. Y esa excepción dice que «no se requiere la autorización del titular de los datos personales cuando el dato se obtiene de una fuente accesible al público».
«Eso da como resultado que la protección de datos personales se convierta en la excepción a la regla y que la desprotección sea lo más común», cierra Viollier. Y gracias a eso se permite la existencia de sitios web en los que se puede ver el RUT o el prontuario de una persona.
«En particular, en Derechos Digitales estamos preocupados porque el concepto de fuente accesible al público no se restringe en el actual proyecto de ley«.
La aplicación Cáchate está disponible para iOS y Android, es gratuita y la pueden usar a sabiendas que, si bien no se trata de algo ilegal, el asunto de los RUT dando vuelta por ahí sí es un tema delicado.