Las definiciones de arte son amplias, aunque históricamente se ha asociado a la actividad humana. Un investigador quiso jugar con el concepto y alimentó de datos a una inteligencia artificial para que crease sus propios cuadros.
Se trata de Robbie Barrat, un experto que decidió ver qué pasaría si alimentaba una red generativa antagónica o generative adversarial network (GAN) con una serie de retratos desnudos. El experimento consistió en proporcionar la información y luego dejar que la máquina crease sus propias producciones. Esto fue lo que resultó:
Las “redes generativas antagónicas” se utilizan en el aprendizaje no supervisado e involucran la “redes neuronales” para funcionar. Según lo mencionado por Barrat, son dos: una denominada «generador» y otra «discriminador». Así lo rescata CNET:
Sin embargo, tal como agrega Barrat, existen procesos donde estos algoritmos pueden encontrar problemas, «engañarse a sí mismos», y entregar resultados erróneos; el surrealista ejemplo parece ir en esa linea. «Me pregunto si así es como las máquinas nos ven», concluye Barrat en su post.