En el año 2008 un meteorito explotó a 37 km sobre la Tierra y sus pedazos cayeron en el Desierto de Nubia en Sudán. Los fragmentos fueron bautizados como Almahata Sitta (Estación Seis en árabe). Además, fueron analizados por un grupo de investigación del Swiss Federal Institute of Technology in Lausanne (EPFL). En ellos se encontraron diamantes con características muy familiares.
El equipo compuesto por suizos, alemanes y franceses determinó que lo encontrado en la roca es principalmente ureilita. Este tipo de piedra como de costumbre tenía diminutos pedazos de diamante.
Varias son las razones para que estos diamantes se pudieran formar. La primera es por enormes ondas de presión de choques de alta energía entre el el meteorito y otros objetos espaciales. La segunda ocurre por deposición por vapor químico. La última es por propia presión interna de la roca, como suele ocurrir en la tierra.
Desde su hallazgo fue un misterio el origen planetario del meteorito. Hace poco los científicos pudieron encontrar una posible procedencia al analizar la composición de los diamantes. Esto es porque identificaron elementos similares a los que contienen las piedras preciosas de la Tierra.
El planeta perdido
El análisis mostró que los diamantes tenían sulfitos de cromita, fosfato y hierro-níquel incrustados en ellos. Estas llamadas «inclusiones» usualmente se encuentran en los diamantes de la Tierra.
Esta composición y forma de los fragmentos solo se explica si en el momento de crearse los diamantes hubieran sido sometidos a una presión mayor a 20 giga pascales. Obteniendo esta información, los investigadores calcularon que el cuerpo de donde vino el meteorito es un antiguo protoplaneta cuyo tamaño oscilaba entre el de Mercurio y el de Marte.
Al parecer dicho protoplaneta habría existido hace 4 mil 500 millones de años. Probablemente se pudo haber estrellado con otros cuerpos de masa similar o chocado contra el Sol. Choques de este tipo seguramente formaron nuevos astros, como sucedió cuando la Luna fue creada.
Este avance aporta evidencia a la información existente sobre la historia de nuestro sistema solar, pues se ha creído que hace tiempo existían muchos más planetas de los que conocemos hoy.