En general, los juegos de Kirby que jugué desde sus comienzos (muchos menos de los casi 30 que han salido) tenían algo en común: su puesta en escena era muy livianita y casi infantil, pero sus mecánicas de juego, sin ser extremadamente complejas, estaban en general bien desarrolladas.
Kirby’s Dreamland, Kirby Super Star, Kirby Dream Course y el notable Kirby’s Epic Yarn son títulos de los que tengo muy buenos recuerdos. Y personalmente pongo, por encima de ellos, el gran Kirby’s Adventure de NES.
Si bien es cierto que Kirby es un personaje relativamente menor dentro del abanico de Nintendo, igual sus juegos han estado relativamente bien cuidados. Y por eso, Kirby Battle Royale de Nintendo 3DS, que se estreno hace poco y que tuve la chance de probar, me dejó un sabor algo agridulce.
Lo primero, eso sí, es ser justo y decir que Battle Royale no es un mal juego como tal. Pero no es una entrega “completa” de Kirby como las mejores que han habido, sino que básicamente es una colección de minijuegos en un entorno, como bien dice su nombre, de battle royale. En cada uno de los minijuegos hay siempre cuatro personajes compitiendo ya sea entre ellos o en equipos de 2v2 y las batallas siguen una serie de reglas sencillas y simples de entender.
Esas batallas duran apenas uno o dos minutos cada vez y hay algunos minijuegos más interesantes que otros. El más simple es aquel donde cuatro personajes pelean a golpe limpio en un área redonda (equipando diferentes habilidades que se sienten muy “Kirby clásico”) y donde gana el que logra dejar a los otros tres en el suelo, pero hay también otros juegos más complejos donde hay que hacer caer frutas de un árbol y guardarlas en una zona especial (mientras los rivales se pueden golpear entre sí y robarse las frutas).
O bien, echar combustible a un cohete y subirse a él en los últimos 10 segundos de batalla (gana el cohete con más combustible y que llega más alto). También hay competencias del tipo “párese en el cuadro con la respuesta correcta a la pregunta y trate de sacar al resto de competidores”, como si fuera un programa de variedades. Y los más “complejos” recolectar monedas en un área pequeña mientras se arranca de un fantasma o bien golpear a un robot en medio de un riel ferroviario.
Las competencias se enmarcan en medio de un modo de “historia”, que en realidad es una excusa para que se sucedan una tras otra con el fin de acumular puntaje y ascender a la liga diferente (en cada liga aparecen nuevos minijuegos). Y también hay cooperativo local o por internet para hasta cuatro jugadores.
En general, las reglas y los minijuegos funcionan bien durante los pocos minutos que duran, pero después de completar un par de ligas y ver todos o la gran mayoría de los minijuegos, se acaba el mini-encanto y hay pocos motivos para seguir jugando.
Kirby Battle Royale no es inferior solo por ser un juego de minijuegos -valga la redundancia-, sino porque estos tienen muy poca sustancia. Son todos diferentes y a la vez se parecen mucho entre sí.otros productos de Nintendo han demostrado que estas ideas pueden funcionar. Que lo diga Captain Toad Treasure Tracker, un título nacido de una ínfima sección de otro juego (los puzzles de Super Mario 3D World). Ese Captain Toad Treasure Tracker es un excelente título de puzzles/plataformas que nunca jamás se siente corto ni de contenido ni de ideas.
Y ahí está el problema de Kirby Battle Royale. Las ideas detrás de cada minijuego, sumadas, no alcanzan a ser suficientes para convertirse en un juego completo. Es cierto, Kirby toda su vida ha estado asociado a pequeños minijuegos e incluso, un juego como el de golf de SNES se siente como un minijuego vendido por separado.
A Kirby Battle Royale le falta ese extra punch para que su popurrí de ideas se sienta, al menos, como algo parecido a un juego completo. En mi caso, después de haber completado las ligas y haber intentado jugar en linea sin éxito, me olvidé casi completamente del juego.
Ojalá que el próximo Kirby Star Allies que viene a mediados de marzo para Switch sea mejor. Y ese sí que tiene buena pinta.