Los medicamentos han ayudado a mejorar la calidad de vida del ser humano. Con el paso del tiempo han mejorado para poder hacer tratamientos efectivos contra la mayoría de las enfermedades que existen. No obstante, lo más complicado de sacar al mercado un nuevo fármaco es el proceso obligatorio que tiene que realizar antes de ser suministrado a una persona. Se deben hacer pruebas, a menudo en animales, para garantizar la seguridad para el ser humano. Es por esto que se replicó una fisiología humana artificial en un chip.
Ingenieros del Massachussets Institute of Technology (MIT) crearon un pequeño chip que puede replicar el funcionamiento de un cuerpo humano. Tiene 10 cavidades que replican los principales órganos y se conectan entre sí por sistemas microfluídicos que actúan como vasos sanguíneos. A través de estos viajan las sustancias puestas a prueba para saber si solo afectan el sistema objetivo o también tiene efectos secundarios.
De perfeccionar este sistema, las pruebas en animales dejarían de ser necesarias para sacar al mercado un nuevo medicamento. Una de los autores de este desarrollo, Linda Griffith, opina sobre la experimentación animal:
Funcionamiento del chip
Antes de que «Fisionomía en un chip» fuera revelada, nadie había logrado unir varios tipos de tejidos en un solo sistema. Esta versión actual incluye 10 tipos de órganos: hígado, pulmones, intestinos, endometrio, cerebro, corazón, páncreas, riñones, piel y músculos esqueléticos. Cada «órgano» está compuesto de uno a dos millones de «células». Aun así, estas no simulan completamente el funcionamiento de un órgano real, pero sí replica su reacción frente a diversas sustancias.
El ensayo de fármacos se hace a través de dos formas: ingesta oral o administración intravenosa. Los conductos que conectan a los órganos y que simulan los vasos sanguíneos trabajan a través de bombas que mueven los fluidos. Se replica la circulación de sangre, proteínas y células inmunes.
Por ejemplo, se puede simular un medicamento para un tratamiento gastrointestinal por vía oral. Se puede vigilar cómo no solo reacciona con los órganos-objetivo sino comprobar si hay problemas con otros tejidos. Se hace el seguimiento hasta que la sustancia se descompone y se sacan conclusiones antes de su comercialización.