Bayonetta como marca tiene una hoja de vida extraña. Originalmente era un juego solo de Xbox 360 al que Sega le hizo una horrible versión de PS3 (Sega pagó el desarrollo así que podían hacer lo que quisieran). El juego fue muy bien recibido por la crítica, pero sus ventas no fueron tan millonarias como las de otras sagas de la época y por eso, la secuela quedó en espera.
Hasta que llegó Nintendo, que necesitaba juegos de cierto renombre para su entonces reciente Wii U y apostaron por Bayonetta 2, financiando su desarrollo. La situación se repitió casi con calco: la crítica fue muy buena, pero el juego llegó a poca gente porque la Wii U no la compró casi nadie.
Esa última entrega parecía ser el fin de Bayonetta como serie hasta que Nintendo, viendo el éxito de la Switch, toma una decisión a todas luces acertada: Bayonetta 2 (y también el primero) tenían que llegar a la consola portátil.
Dicho y hecho, hace una semana se estrenaron ambos juegos en la Nintendo Switch y luego de probarlos una semana, no me quedan muchas dudas de que se trata de las mejores versiones existentes de Bayonetta.
Repaso rápido para quienes no lo conozcan: se trata de un juego de acción tipo hack’n slash en la vena de Devil May Cry (los originales) con un combate muy profundo. Recalco lo de profundo porque, literalmente, el juego lo puede disfrutar alguien que no sepa nada de este tipo de mecánicas con solo moverse de la forma correcta. Y en el otro extremo, los jugadores más avanzados le pueden sacar el jugo a las herramientas de combate y realizar combos y movimientos increíbles que solo están al alcance de unos pocos.
Para que este sistema funcione una de las claves está en el rendimiento del juego. El original de Xbox 360 corría a 60 cuadros por segundo casi sin caídas, mientras que su contraparte de PlayStation 3 apenas podía con el framerate. De muestra un botón:
En Wii U, el rendimiento de Bayonetta 2 era igualmente muy bueno y aunque el margen de mejora no era mucho, las versiones de Switch son superiores en ese aspecto. Ya es claro que algunos títulos en modo portátil disminuyen sus prestaciones visuales pero en el caso de Bayonetta, aquello no parece perceptible.
Y esto es importante porque, durante una semana he jugado Bayonetta 2 (y parte del primero) en modo portátil. En sesiones cortas en el metro, en un viaje de dos horas en bus (la batería no se agotó) o bien en el escritorio del trabajo, tomando la consola en ratos libres y completando uno o más niveles.
Personalmente siento que el mayor valor agregado de Bayonetta en la Nintendo Switch es su portabilidad. En este caso no hay demasiados compromisos porque se trata de juegos de generación pasada que no exigen tanto al hardware como, por ejemplo, el más reciente Doom. Además, los dos Bayonetta tienen un diseño de niveles divididos en secciones relativamente cortas, con capítulos que a veces son apenas una batalla contra un jefe que no duran muchos minutos (dependiendo de que tan bueno sea el que juega), por lo que en general, se hace un juego fácil de “agarrar la consola y jugar unos minutos”.
Hay además algunos agregados específicos para la Switch como por ejemplo, controles táctiles. No son demasiado complejos y sirven para cosas bien específicas, amén de que no tienen el alcance de lo que se hace con los controles, pero tampoco se sienten fuera de lugar. “Estan ahí”, casi como una curiosidad.
Lo que sí se echa en falta es que el juego se muestra a 1080p al conectarlo a la tele porque realmente los dientes de serrucho se notan en un televisor grande (el juego tiene resolución de 720p). ¿Podría haberse conseguido? Quien sabe si con más tiempo de trabajo, tal vez. Pero probablemente nunca se sepa.
Los dos Bayonetta son juegos muy completos en cuanto a lo que proponen. La historia y la estética son totalmente ridículas porque así fueron concebidos: un diseño muy japonés y exagerado en algunas cosas, lo que ha hecho correr ríos de tinta sobre lo que significa un personaje como Bayonetta y su sexualización. Pero quizás más importante de todo es lo que concierne a la jugabilidad que en Nintendo Switch se preserva tal como se concibió: directa y al hueso, fácil de entender pero no tan fácil de dominar. El ritmo de los combates va de la mano con la curva de dificultad y a medida que los enfrentamientos se hacen más difíciles, uno ya se convirtió en mejor jugador, domina bien el tiempo brujo -la habilidad de esquivar en el momento preciso antes de recibir un golpe y obtener unos segundos de cámara lenta- y puede hacer frente a los desafíos que cada vez son más complejos, pero nunca injustos.
Cierro con la frase que escribí más arriba: estas versiones de Bayonetta son las mejores que pueden haber, con perdón de la que llegó a Steam. La comodidad de jugarlo en portátil y también la comodidad de tener ambos juegos en un solo pack (el primero solo digital, eso sí) son la excusa perfecta para quienes no lo jugaron antes, tienen una Switch y quieren un juego algo diferente a lo que normalmente produce Nintendo.
No podría decir “no se van a arrepentir” porque lo cierto es que Bayonetta tiene cosas en su presentación que no lo hacen un juego “para cualquiera”, pero sus mecánicas de combate son tan sólidas que es imposible no quererlos. Aunque sea solo por eso.