El pasado jueves, un ex estudiante de la Universidad de Iowa compareció ante tribunales, tras ser acusado de secuestrar las cuentas de varios de sus profesores para cambiar calificaciones y sustraer exámenes. La “operación” había pasado de ser percibida por los docentes y autoridades de la universidad, aunque al final terminó por pasarle la cuenta.
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El arresto tuvo lugar a fines de octubre en Denver, Colorado, cuando el FBI dio con el paradero de Trevor Graves, de 22 años. El joven había sido denunciado por funcionarios de su misma universidad, al descubrirse que había instalado keyloggers en los computadores en la institución para poder registrar la información que era tipeada.
Tras hacer la instalación en los computadores, Graves solicitaba ayuda a otros estudiantes para que alentaran a los docentes a iniciar sesión en el portal de la escuela, mientras él capturaba los datos para ingresar posteriormente. Una vez en la plataforma, Graves cambiaba las calificaciones de él y sus compañeros. El truco terminó por despertar sospecha en uno de los académicos, al no entender cómo él y otros compañeros pasaban de curso sin demasiado esfuerzo.
Los estudiantes se referían al keylogger en clave como “la piña”:
El profesor en cuestión notó a mediados de diciembre de 2016 el fraude e informó al personal encargado de informática de la universidad, el cual investigó y encontró las direcciones de quienes estaban capturando la información de las pulsaciones. Tras solicitar la ayuda del FBI, se allanó la casa de Graves, donde encontraron teléfonos y memorias USB con información comprometedora.
Los teléfonos contenían registros de las conversaciones entre Grave y sus compañeros implicados, mientras que las unidades de almacenamiento contenían copias de varios exámenes robados, que servían para no levantar demasiadas sospechas a la hora de sobresalir en las evaluaciones.
Se estima que los estudiantes modificaron al menos 90 veces las notas entre marzo de 2015 y noviembre de 2016.