Luego de un 2016 muy accidentado, SpaceX había vuelto al viejo y lejano camino de la gloria, ejecutando diversos viajes y pruebas sin incidentes, pero por desgracia han vuelto a recaer en su ya peligrosa tradición de hacer explotar sus dispositivos.
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De acuerdo con un reporte del Washington Post, durante el pasado fin de semana las instalaciones de SpaceX en McGregor, Texas, sufrieron de un inesperado percance, luego de que un prototipo de su nuevo motor Merlin, diseñado para cohetes Falcon 9, explotara durante la ejecución de una prueba de desempeño.
El Business Insider fue capaz obtener una declaración de un portavoz no identificado de SpaceX, quien confirmó el accidente, asegurando que nadie resultó herido durante el suceso, pero aún así la compañía se mantiene apegada al protocolo de seguridad para realizar la investigación correspondiente.
La empresa asegura que esta explosión no alteraría su agenda de actividades, mientras que informantes internos, enterados del suceso revelan que el motor no estaba encendido cuando explotó, sino que todo ocurrió durante un procedimiento de bombeo de oxígeno líquido al interior del motor, para comprobar si tenía fugas.
La reparación del motor Merlin, diseñado para impulsar mayor carga con mayor potencia, tomaría entre dos y cuatro semanas. En paralelo se investigará qué sucedió exactamente para detonar la explosión.
Al menos este accidente no se cargó un Falcon 9 completo, como en ocasiones anteriores.
