En Chile, a pesar de que los resultados del SIMCE de cuarto básico demuestran que niños y niñas tienen un rendimiento similar en matemática, con los años se acentúa una diferencia entre ambos que perjudica a la mujer, según el estudio Brecha de género en Matemática 2016.
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Al momento de entrar a la universidad, cerca de un 20% de las mujeres estudia carreras relacionadas a la ciencia y la tecnología. En 2016, casi un 40% de las matrículas de posgrado fueron mujeres que optaron por áreas de ingeniería, industria y construcción, mientras que el resto eligió carreras de la salud y/o servicios, de acuerdo a cifras entregadas por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).
A pesar de que en América Latina y el Caribe, las mujeres que egresan de pregrado corresponden al 60-80%, esto no se ve reflejado en las carreras de posgrado, sobre todo en las áreas científicas.
Los números hablan por sí solos y sirven para ilustrar la innegable brecha de género que existe entre hombres y mujeres, en particular, en lo que respecta a las carreras científicas, tanto en Chile, como en el mundo.
Es por esto que existen instancias a través de las cuales se estimula la participación y reconocimiento femenino en ciencias, tales como el Gender Summit. Un evento que se gestó hace 12 años en Europa, que llegará a Latinoamérica por primera vez y se realizará en Chile, en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en diciembre de 2017.
El diagnóstico
La raíz de las desigualdades de género en las carreras de ciencia y tecnología se relaciona con factores culturales y sociales, que impiden la participación de las mujeres en estos ámbitos.
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“Tal como pasa en otras áreas de la vida humana, la inequidad de género es fundamentalmente cultural y se basa en estereotipos de género asociados al quehacer científico”, dice Paula Astudillo, coordinadora y directora Institucional de Género de Conicyt.
De acuerdo al diagnóstico realizado por Conicyt, estos factores repercuten en varios sentidos, tales como: asociar ciertas actividades como aptas, o no aptas para mujeres, relegar la mujer a la vida doméstica, promover roles tradicionales de la sociedad y/o mantener la brecha salarial.
Paula Astudillo, directora y coordinadora Institucional de Género Conicyt
Además de la presión de elegir seguir con su vocación científica, o dedicarse a la vida familiar y aun cuando escogen continuar con su carrera, en ocasiones se encuentran con un techo de cristal infranqueable, es decir, no pueden optar a cargos de liderazgo.
“Las mujeres en general tenemos que pensarlo dos veces y tenemos que optar por una cosa u otra. Para los hombres en general, es mucho más fácil, porque nuestro rol en la sociedad tiene que ver con los estereotipos”, dice Astudillo.
Combatiendo los estereotipos de género
La ingeniera y académica Salomé Martínez, ha personificado esta realidad. En julio de 2017 fue nombrada profesora titular del Departamento de Ingeniería Matemática de la Universidad de Chile, la primera mujer en acceder a este puesto. En la facultad en que trabaja, alrededor del 15% son mujeres, mientras que en su área hay sólo 2.
“No estamos muy lejos de lo que pasa en el mundo, pero Chile tiene particularidades preocupantes, según encuestas de la prueba PISA de matemática la proporción de padres y madres que espera que sus hijos estudien en áreas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemática) es mucho mayor en hombres que en mujeres”, dice Martínez.
A pesar de que se han dado los primeros pasos, Conicyt, las universidades, entre otras instituciones, organizaciones y/o empresas, están tomando partido para cooperar con soluciones justas e incluir estos temas en sus pautas, la tarea es grande.
Salomé Martínez, académica Universidad de Chile – uchile.cl
“En la Universidad de Chile hay programas como el de equidad de género para el ingreso de alumnos y la academia. Lo que desencadenó otros cambios, sin embargo hay mucho por hacer”, dice Martínez.
“Falta que las mujeres se empoderen, que capturemos y potenciemos el talento femenino. Creo que tenemos que hacer un programa audaz en este sentido. Las mujeres ingenieras pueden contribuir a generar cambios interesantes en la sociedad”, agrega.
Nélida Pohl, bióloga y comunicadora científica.
Desde siempre se ha asociado a las ciencias como un área compleja y relegada sólo a los talentos masculinos. De hecho, a través del test Dibuja a un científico (DAST), la asociación más común es relacionar las ciencias con un viejo loco, de bata blanca y pelo desordenado, similar a Einstein.
La bióloga y comunicadora científica, Nélida Pohl, coincide con Martínez y además identifica como un inconveniente que el sistema escolar refuerce este tipo de problemática.
“Hay pocas caras de científicos reales que se muestren en la vía pública y mucho menos mujeres y yo creo que ese sería un gran incentivo, que se visibilice a las mujeres en la ciencia”, dice Pohl.
“Todavía está la creencia de que estas carreras son de extrema dificultad y las niñas muchas veces piensan que son menos capaces que los hombres, es por eso que hay que intervenir la formación de profesores para abordar los temas de género en los programas educativos”, dice.
La solución: todos para una y una para todos
Entendida esta problemática como una realidad, el 6 y 7 de diciembre se realizará el primer Gender Summit de Latinoamérica, en Chile, con la esperanza de que la discusión de esta problemática ayude a instalar soluciones concretas.
“Esta instancia contribuirá a la discusión de la igualdad de género, la inequidad y las barreras en CTI (ciencias, tecnología e innovación), de tal modo que generemos sincronía y colaboración entre distintos actores para avanzar en estrategias comunes”, dice Astudillo.
“La clave está en realizar un trabajo mancomunado entre todos y todas y de esta manera generar políticas públicas e incentivos”, dice.
Para Salomé Martínez, “el evento permitirá conocer las experiencias nacionales e internacionales para promover el avance de las mujeres en todas las áreas de la sociedad”.
Nélida Pohl, considera que Gender Summit llega en un muy buen momento a Chile. “Creo que va a ser súper bueno para no sólo hablar entre académicos, sino que también entre otros actores sociales y lo que más espero, es que derive en cambios institucionales”.