El drama de espionaje de Estados Unidos contra Eugene Kaspersky y su plataforma de software antivirus sigue al rojo vivo, y ahora ha logrado un nuevo clímax gracias a un artículo que parece desentrañar por fin el misterio detrás de esta serie de acusaciones.
El extenso reportaje, publicado por el New York Times, cuenta una intrincada historia de espías espiando a espías que espían a espías (así como suena), que derivó en la persecución legal contra el popular antivirus.
El texto relata cómo las fuerzas de inteligencia Israelí, por sus propios intereses, terminaron hackeando a Kaspersky entre 2014 y 2015, para descubrir que los servidores del antivirus tenían material confidencial y herramientas privadas de la National Security Agency (NSA).
Los israelíes encontraron que Kaspersky funcionaba como una suerte de escáner o buscador, que se mantenía trabajando en segundo plano, para detectar documentos confidenciales circulando por las redes de aquellas entidades de gobierno, o con contratistas de la NSA, que tuvieran instalada esta plataforma de “protección”.
El rastreo de estas actividades llegarían al grado incluso de asegurar que todos los archivos y herramientas descubiertos y robados fueron entregados a las oficinas de inteligencia rusa. De hecho habría capturas de pantalla y registros como evidencia de ello.
Como cortesía profesional, y derivado del viejo proyecto conjunto de cooperación con las entidades de espionaje en EE.UU., Stuxnet, la gente de Israel informó sobre la situación a la NSA y compañía, lo que derivó en la cacería actual contra Eugene Kaspersky.
El ejecutivo, como sería de esperarse, se mantiene negando todo. Pero si el artículo del NYT es verdadero esta pelea entonces apenas estaría iniciando.