La última vez que usé un reloj inteligente mi experiencia no fue la óptima. Primero, porque tengo poca costumbre de usar un reloj; ya hace mucho tiempo había dejado atrás la práctica de usar algo en la muñeca. Y segundo, porque para cuestiones de productividad, sentí que los relojes inteligentes tradicionales, se quedaban cortos.
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Por lo anterior, que Fitbit quisiera atreverse con un smartwatch era algo extraño. Y es que, si el segmento ya está cubierto con marcas como Samsung, LG, Garmin o Apple, ¿qué puede poner sobre la mesa una marca que se dedica principalmente al terreno del rendimiento físico?
La respuesta a eso la tiene el Fitbit Ionic, el primer smartwatch de Fitbit.
De entrada, para entender lo que propone Fitbit hay que olvidarse del resto de competidores. El Ionic no es tanto un reloj inteligente como tal, sino una evolución de las pulseras que ya conocemos pero con más funciones o, en el “peor” de los casos, con las mismas de antes pero entregadas con mayor detalle.
Especificaciones técnicas
- Pantalla: 1.47 pulgadas, 348 x 250 pixeles de resolución
- Almacenamiento: 2.5 GB
- Sensores: GPS, altímetro, acelerómetro, monitor de ritmo cardíaco
- Sistema operativo: Fitbit OS
- Conectividad: Bluetooth, Wi-Fi, NFC
- Peso: 49 gramos
Sobrio y cómodo
El Ionic en fotos parece más tosco de lo que realmente es; en la práctica, es un smartwatch de buen tamaño, levemente más grande que el Apple Watch (y más “cuadrado”). No es para nada un reloj pesado, sino al contrario: apenas 49 gramos de peso con la banda más grande puesta, un par de gramos menos con la banda más pequeña.
Esto es importante porque se trata de un reloj para hacer deporte. Y lo comprobé fácilmente jugando partidos de fútbol con el reloj puesto (a riesgo de golpear a alguien “por accidente” o caer sobre el aparato, pero había que hacerlo), una actividad bastante más riesgosa que el trote habitual. Y el reloj no molesta en la muñeca ni tampoco pesa. No es un elemento distractor en ningún momento y ninguno de mis rivales reclamó por su presencia.
Foto: Norman Gutiérrez
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El Ionic idealmente también se tendría que usar al dormir, cosa que la mayoría de la gente no hace con reloj ya que lo común es dejarlo sobre el velador. Quizás ese es el uso práctico que más dudas que me causó en un principio, pero después de varios días ya ni pensé en sacarme el reloj al acostarme y menos todavía luego de revisar las mediciones de sueño, bastante precisas en general.
El primer reloj de Ionic es visualmente sobrio. Lo normal es que la gente lo vea y pase como un reloj digital común, ya que no tiene nada ostentoso hasta que se enciende la pantalla (lógico). Personalmente me gusta como se ve en la muñeca y considerando las opciones de color de las bandas, Fitbit demuestra que sus años de experiencia diseñando objetos de muñeca no han sido en vano.
Lo importante: el funcionamiento
El Fitbit Ionic parte de la base de lo mismo que ya realizan los otros productos que la firma tiene en el mercado. Pero basta solo darse un par de vueltas por la interfaz y la aplicación de Fitbit en el teléfono para notar las diferencias evidentes, comenzando por el uso de diferentes aplicaciones que se pueden instalar en el reloj.
Las aplicaciones de registro biométrico y ejercicio físico en general funcionan bien y solo tengo algunas dudas con la forma en que el reloj mide los pasos al caminar. Pero me gusta que cada cierta hora me avise cuantos pasos me faltan para mi meta del día y si ya los completé, también hay una mini pantalla de celebración que me felicita. En conjunto con la aplicación Runkeeper, supe exactamente cuánto había corrido en un partido de fútbol tal como muestra la captura siguiente:
También se exactamente cuantas horas duermo y si hay cambios (o no) en el ritmo cardiaco durante las horas de sueño. Incluso, puedo indicarle al Ionic sobre el consumo de calorías diario para una mejor medición del gasto calórico en general.
La aplicación de ejercicios que viene preinstalada cuenta con un set de rutinas predeterminadas que se utilizan dependiendo del tipo de actividad. Correr no es lo mismo que nadar (el Ionic es resistente al agua) o andar en bicicleta y para ello el GPS incorporado es vital, amén de que no es necesario estar con el teléfono conectado todo el tiempo; los datos simplemente se almacenan de forma local y luego, al sincronizar con el smartphone, se almacenan en la cuenta de Fitbit para posterior consulta.
El Ionic es lo suficientemente autónomo como para no tener que salir a hacer ejercicio con un celular (a diferencia, por ejemplo, de la mucho más básica correa Charge 2). Y eso incluye el entretenimiento musical ya que hay 2.5 GB disponibles para almacenar canciones, que se traspasan desde un computador a través de la aplicación de escritorio de Fitbit.
Aquí hay un detalle importante que destacar y es que toda la comunicación se realiza a través de Wi-Fi, lo que hace el proceso un poco engorroso y lento. El Ionic tiene bluetooth incorporado, pero se usa para conectar un set de audífonos o bien para comunicarse con el smartphone; para el traslado de archivos, es Wi-Fi o nada.
El Ionic resuelve un gran problema que ningún otro smartwatch ha logrado hasta ahora y eso es hacer que la batería dure más de dos días. Ilustres competidores como el Apple Watch o el LG Watch Style llegan con suerte a los dos días mientras que el Ionic puede pasar hasta cuatro o cinco días sin necesitar recarga (siempre que el GPS se mantenga desactivado). ¿Recuerdan al Pebble, ese reloj cuya carga duraba aproximadamente lo mismo? Fitbit compró Pebble hace algún tiempo, por lo que tal vez eso lo explique todo.
Aún así, hay un par de detalles en el Ionic que lo ponen, al menos por ahora, un paso atrás de sus competidores. Uno de ellos está en la forma en que se interactúa con el reloj más allá de las actividades físicas normales. Por ejemplo: al estar en sincronización constante con el teléfono van mostrándose en la pantalla notificaciones varias, especialmente de aplicaciones de mensajería. Sin embargo, “mostrándose” es la palabra clave: no hay forma de interactuar con ellas o responder siquiera con algún monosílabo. Los mensajes aparecen en pantalla y se leen sin mayor problema, pero si se desea responder hay que ir obligatoriamente al teléfono.
Y el otro detalle importante está en la falta de aplicaciones de terceros.
Actualmente hay un puñado de ellas que vienen preinstaladas y que giran alrededor del ejercicio físico, del clima y una aplicación para pagos que no está disponible en esta región todavía. Más allá de eso, no hay mucho que instalarse al Ionic y actualmente la esperanza está puesta en que las compañías que tienen presencia en el resto de smartwatches también quieran estar en el Ionic.
Lo anterior redondea, a grandes rasgos, lo que es el Ionic de Fitbit a día de hoy: un reloj inteligente con un enfoque llamativo y diferente al del resto, pero cuyo potencial aún no es aprovechado del todo.
En todo lo que es registro de actividad física, el Ionic funciona de excelente forma. En dos semanas he aprendido más sobre la importancia del sueño que nunca antes en mi vida y de hecho me puse como meta dormir un poco más, sobre todo durante los días de trabajo. He visto también como el calor puede impactar el rendimiento físico de un futbolista amateur. Gracias a las metas de ejercicio diario estoy más pendiente de ponerme de pie cada cierto rato y dar un par de vueltas. En ese sentido, el objetivo de un aparato como este se cumple.
Conclusión: Potencial no explotado
El Ionic es un gadget de muy buena construcción. La pantalla es clara, parece bien resistente a los rayones (jugando fútbol me caí un par de veces y cero evidencia de daño) y la parte táctil es de buena calidad, respondiendo a lo que uno le pide sin mayores problemas. Además, es cómodo de usar en general.
Los problemas del Ionic están principalmente en el funcionamiento del sistema operativo, que aún requiere trabajo en lo que son actualizaciones y sincronizaciones con el teléfono. A veces, al cambiar de skin el Ionic se reinicia sin motivo. La configuración inicial tardó más de lo normal debido a un problema de sincronización con Bluetooth y tuve que “olvidar” todos los dispositivos conectados al teléfono antes de poderlo hacer funcionar. Y una vuelta por los foros de Fitbit muestra que estos problemas no son exactamente aislados.
Con todo lo anterior, la tarea de Fitbit está en trabajar el Ionic como plataforma para que sea algo más que un excelente tracker de actividad física. La base la tienen: como pieza de hardware el producto es sólido, tiene un diseño sobrio y elementos como la duración de la batería o el sensor cardíaco están por encima de la media de un reloj similar. Lo que le falta al Ionic va más por el lado del software como plataforma y ahí Fitbit tiene todavía algo de trabajo por delante.
Lo bueno
- La duración de batería
- El registro de actividad física en general es muy detallado
Lo malo
- No permite responder notificaciones
- La falta de aplicaciones de terceros
El Fitbit Ionic cuesta USD $300 en Estados Unidos.