La cuasi declarada guerra entre la administración de Donald Trump y el régimen de Kim Jong Un comenzó hace mucho rato, aunque algunas de sus acciones se conocieron recién hoy cuando un reporte del Washington Post dice que Trump autorizó un ataque DDoS a Corea del Norte.
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OK, no es que Trump haya gritado “¡rápido, hackeen Norcorea!” ni nada parecido, pero a grandes rasgos algo así sucedió. A comienzos de año, el presidente de Estados Unidos ordenó una estrategia de presión at large hacia Corea del Norte; esa estrategia involucraba varias acciones de ataque a través de varias aristas, siendo una de ellas la cibernética.
Entonces, Estados Unidos apuntó sus dardos hacia la Reconnaissance General Bureau, la oficina de espionaje norcoreana. Y la medida fue tan simple como una serie de ataques sostenidos del tipo DDoS, enviando tanto tráfico a los servidores de la RCB que estos terminaron desconectados de internet.
Al parecer los ataques fueron efectivos, si bien “no destructivos” tal como apunta el reporte. Durante los seis meses que duró la operación, los hackers de Corea del Norte reconocieron (o mejor dicho, habrían reconocido) tener muchos problemas debido a esto.
El artículo del Washington Post explica también que la estrategia de presión de Estados Unidos se realizó en varios niveles, incluso sacando a la luz a algunos países que tenían lazos con Corea del Norte que no habían sido reconocidos de forma pública y que -supuestamente- nadie debía saber que existían.
Llegó el momento de preguntarse cuanto daño hizo The Interview.