El matrimonio entre Marvel y Disney ha generado algunas de las películas más taquilleras y divertidas de los últimos tiempos. Pero ahora, ha surgido un nuevo e inesperado pleito legal que podría costarle a ambas compañías los derechos sobre sus propios personajes.
Un reportaje del Hollywood Reporter, comparte la historia en juzgados de la compañía del Silicon Valley, Rearden LLC, propietaria legal de una tecnología de captura de movimiento llamada MOVA, que serviría para animar con gran detalle a cualquier personaje generado mediante CGI.
Rearden afirma que hace años un ex socio habría salido de la compañía, robando información interna y tecnología patentada de animación por computadora que habría terminado en posesión de una empresa china, misma que habría terminado convirtiéndose en socia de los principales estudios de Hollywood.
Disney, Marvel Studios, 20th Century Fox y Paramount habrían utilizado esta tecnología robada, a sabiendas de su origen ilegal, para películas como Guardians of the Galaxy, Avengers: Age of Ultron, Deadpool y hasta Night at the Museum entre muchas otras, incluidas las últimas cintas de Star Wars.
Hasta el momento los abogados defendiendo a los estudios habían señalado que ellos no tenían nada qué ver con el litigio, bajo el argumento básico de que si alguien instala una copia pirata de Word Microsoft no tendría por qué ser dueño de los documentos creados a partir de ese programa ilegal.
Pero acabaría de suceder un giro delicado, con el descubrimiento de un antecedente legal, que data del año 2001, en donde un juez de una Corte Federal de California, en Estados Unidos, dictaminó su veredicto, sobre un caso completamente distinto, que abre la puerta a que sea legal que los creadores de un software también sean los propietarios de los productos generados a partir de él.
El caso Torah Soft, Ltd. contra Drosnin, describe un pleito enredado, que involucra a estudiantes que usaban la tecnología de un programa desarrollado para ver si la Biblia hebrea tenía mensajes ocultos que predecían eventos futuros.
Un alumno, Yochanan Spielberg, autor del software, cargó la Torá en una base de datos y escribió el código del programa para ayudarlo con su labor conspiratoria. Pero después otro estudiante, Michael Drosnin, compró una copia del software, usó el código del primero y luego lo publicó en forma de matriz para el libro best seller, The Bible Code.
Spielberg como era de esperarse demandó por infracción de derechos de autor y ganó gracias al dictamen del juez, sentando con ello el antecedente que ahora podría quitarle a Disney y Marvel todos los derechos de autor sobre sus personajes animados por CGI.
Este pleito legal está lejos de terminarse, pero este nuevo factor acaba de cambiar el rumbo potencial de todo.