Desde hace meses la comunidad tecnológica parece haber aceptado ese inevitable futuro donde los humanos tendrán sexo con robots. Pero ahora llega el momento de las preocupaciones en materia de seguridad, ya que un autómata no podrá contagiar a nadie con una ETS, pero sí podría ser hackeado para asesinar a sus usuarios.
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Nick Patterson, experto en seguridad por la Universidad de Deakin en Australia ha advertido sobre los posibles escenarios de riesgo en caso de vulnerar y comprometer los sistemas de un robot sexual, para alterar su comportamiento y convertirlo en una máquina de matar:
Los hackers pueden vulnerar un robot o un dispositivo robótico y tener el control total de las conexiones, brazos, piernas y otras herramientas conectadas, como cuchillos o dispositivos de soldadura. A menudo, estos robots pueden ser de más de 90 kilos y son muy fuertes.
Así que una vez que un robot es hackeado, el atacante tendría control total y podría darle instrucciones al robot… Lo último que quieres es que un hacker tenga control sobre uno de estos robots.
Patterson afirma que una vez hackeados, estos robots sexuales podrían utilizarse para realizar acciones físicas peligrosas para la integridad del usuario, en un escenario “ventajoso” a mitad de una sesión y causar un daño grave.
Se trata de un escenario factible por la presencia de las variables, pero es necesario tomar las declaraciones con el debido escepticismo, ya que la entrevista ha sido publicada originalmente por el Daily Star, un tabloide británico con amplia trayectoria difundiendo historias sensacionalistas.
Aún así, puede servir como una base de origen para plantear este debate desde una perspectiva más seria y necesaria.
