Hace poco tiempo me compré una tele. OLED, SmarTV, 4K, HDR y todo lo que ahora es la moda y lo va a ser de aquí a unos años, cuando el contenido 4K se estandarice. Desde que la tengo, y por su tamaño (55 pulgadas), me siento en las nubes.
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Sin embargo ahora dudo de mi mismo cuando se que Samsung presenta una tele QLED de 88 pulgadas llamada Q9, que según Samsung es la única que consigue “100% volumen de color”. Y esto gracias justamente a QLED, una tecnología algo distinta a OLED que Samsung llega un tiempo utilizando en sus televisores nuevos de gama premium.
Este aparatito se lanzó en América del Norte y cuesta la friolera de USD $20.000, lo cual me hace sentirme un poco menos mal ya que en mi vida podré pagar una tele así. Por todo ese dineral uno se lleva, además de un panel gigantesco de 88 pulgadas, resolución 4K, refresco de pantalla de 240Hz, aplicaciones de SmartTV y etcétera.
Una tele tan grande y tan avanzada en características me hace pensar que no hay realmente demasiado para sacarle provecho, más allá de las películas en Blu-ray en 4K.